Empezar el Camino en los pasos de Cristo

Autor: Iraida Yocham

 

 

Cuándo nosotros nos unimos a la pasión y la muerte de Jesús, al conectar nuestro dolor con el de el experimentamos también su victoria y resurrección. Esta Cuaresma, al seguir a Jesús en sus pasos, nuestro camino nos enseñará a abrazar nuestras cruces. Descubriremos grandes bendiciones en ellas.

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús nos da un bastón para ayudarnos en
nuestro viaje. Tiene tres partes. La parte de abajo del bastón es la oración -- esto es lo qué nos mantiene en la tierra. La sección de en medio es el ayuno -- esto es lo que da la fuerza al bastón. La sección de arriba, como
el cayado de un pastor, es caritativa, porque cambia la dirección de nuestro
corazón del cielo hacia la tierra, donde asistimos a la gente que Dios puso en nuestras vidas.

La
CARIDAD es un obsequio que damos a Dios en una acción de gracias por su generosidad con nosotros. Jesús describe dos "recompensas" diferentes -- la devolución recibida por los Fariseos y la recompensa dada a aquellos cuya generosidad se basa en el amor. Los que dan con amor son amigos de Dios, y como los amigos comparten libremente uno con el otro, nosotros somos generosos con nuestro dinero, tiempo y paciencia. Tal amor nos abre para recibir más del amor de Dios. Por ejemplo, al tratar a los demás con misericordia y perdón, igualmente recibimos la misericordia y el perdón de Dios.

La
ORACION puede ser motivada por una actitud correcta o una actitud equivocada. ¿Oramos nosotros con palabras piadosas y gestos apropiados para obtener la aprobación de los demás? ¿Ponemos nuestra atención a Dios en la oración porque queremos que nos otorgue favores? ¿Recitamos las oraciones de fórmula una y otra vez para convencer a Dios de que nos haga caso? ¿O es nuestro tiempo de oración sinceramente una comunicación íntima con quien a más queremos?

El
AYUNO es valioso sólo si ayuda a nuestra vida espiritual. Si ayunamos para impresionar a los demás, entonces no tiene ningún valor. El ayuno se originó en la historia judía como un sacrificio personal en el Día de la Expiación -- el día anual para el perdón de pecados – para mostrar a Dios
humildad y arrepentimiento. Hoy en día, el ayuno es recomendado por la
Iglesia Católica para adquirir "la maestría sobre nuestros instintos y la libertad de corazón" (el párrafo del Catecismo 2043). Es decir, el ayuno nos ayuda a entrar en una conversión aun más grande.

Este bastón es necesario para nuestro camino porque nos ayuda en nuestra
conversión. La caridad convierte nuestros corazones al nosotros sacrificar nuestra manera egoísta de apegarnos a lo material con el propósito de amar a los demás. El Orar convierte los corazones al nosotros sacrificar nuestro
uso egoísta del tiempo para el amor de Dios. El ayuno convierte los
corazones al nosotros sacrificar nuestros placeres egoístas, que es representado por nuestro placer por la comida, para el refuerzo de nuestra naturaleza espiritual y nuestra santidad.

Toma un paso hacia adelante: Recoge tu bastón...!