Stabat Mater

Autor: Padre Horacio Bojorge 



Himno

Estribillo:
¡Oh, la madre del Crucificado!
¿Quién habrá que jamás la consuele?

Estrofas

1. A los pies de la Cruz de su Hijo
silenciosa lloraba su Madre.
Lo que el santo Simeón le predijo
se cumplía a las tres de esa tarde.

2. Cuando Cristo expiró dando un grito
y después inclinó su cabeza,
traspasó tu interior, hasta el alma, 
una espada de angustia y tristeza.

3. ¿En qué pecho, tan duro o tan fuerte,
de enemigo, de juez o soldado,
no hay un poco de pena, por verte,
sin consuelo, llorando a su lado?

4. Cuando niño, una vez, lo perdiste.
Lo buscaste y lo hallaste en el Templo.
Por tres días la angustia sentiste
que hoy revive en tu alma al perderlo.

5. Apoyabas tu frente en el poste
de la Cruz en que estaba clavado.
Y cubriste su cuerpo de besos
cuando Juan lo dejó en tu regazo.

6. Tras ungirlo de aroma y perfumes
los envolviste en el lienzo, llorando.
Lo pusiste en el santo sepulcro
y quedaste en silencio. Esperando.

7. Tanto santo dolor te hizo bella
a los ojos del Padre del Cielo.
Una lágrima tuya fue estrella
y otra lágrima tuya lucero.

8. Y entre ambas, el Sábado Santo,
fue reposo de Dios en tu duelo,
pues Jesús descansaba entre ellas
consolado por tu desconsuelo.

9. Sólo el Padre, que todo lo puede,
te podrá devolver lo quitado.
Y por eso tú, Madre paciente,
acatando al Señor, te has sentado.

10. Sólo el Padre, que todo lo puede,
te podrá devolver lo quitado.
Y tú aguardas llorosa y sufriente
la venida del Resucitado.

11. Ante ti acudimos tus hijos
a aprender fortaleza y paciencia.
Tú eres Madre. Jesús nos lo dijo.
Y te dueles de nuestras dolencias.

12. Ella tiene la sabiduría
de la fe inquebrantable y profunda;
nos da el Sol de Justicia y el Día
que de luz las tinieblas inunda.

13. Ella tiene la sabiduría
de la fe inquebrantable y serena; 
nos da el Sol de Justicia y el Día
que disipa tinieblas y penas.