“Nos visitará el sol que viene de lo alto...” (Lucas 1,78)

Pequeña parábola de la Encarnación

Autor: Padre Horacio Bojorge 



Entra por el tragaluz un rayo de sol dorado
en el cuarto entumecido,
de mohoso empapelado.

Entre sucios almohadones, el niño enfermo, tendido,
-mirando, como al vacío, al polvillo iluminado-
se vuelve a quedar dormido.
Y el rayito avanza, lento, descalzo por no hacer ruido,
por el suelo embaldosado.

El sol pasa un largo tiempo 
recorriendo el corto trecho.

Pero por fin llega al lecho.
Trepa por los cobertores
y estrecha contra su pecho, 
y abraza de mil amores
en sus tibios resplandores
al niñito contrahecho.