Alma
Autor: Padre Horacio Bojorge
Mis únicas tristezas no mentidas
me suben desde el alma desdeñada
que, cansada de hablarme y nunca oída,
optó por fin por esperar callada.
Ella se cubre el rostro, dolorida,
por mi decir y hacer crucificada;
pues la dejan mis dichos desdecida
y la dejan mis hechos, desdichada.
Como una esposa llora su despecho
confiándolo al secreto de la almohada
ella llora sin llanto su reproche.
No alcanzo a comprender lo que le he hecho,
pero mi alma, sin decirme nada,
llora el único llanto de mi noche.