Discurso sobre la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino

Profrecias y milagros

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

Sitio Web del Padre

      

De todas las gracias "gratis datas" estudiadas en la Suma por Santo Tomás en la 2-2, sólo catalogo aquí la profecía y el don de milagros. El Angélico estudia también el rapto místico, pero no me parece trasladable su doctrina a los numerosos éxtasis, vuelos del espíritu, raptos de Santa Teresa pues, aunque a las cabezas de las fundaciones Dios infunde por su función social de la difusión del Espíritu en sus obras y en sus hijos, abundantísimamente su espíritu, me parece que estos carismas están más en la esfera de las gracias "gratum facientes", que de las "gratis datae", y entonces se encuadrarían mejor en la doctrina de las Moradas sexta y séptima de Santa Teresa, en el que es tratado "Rapto Místico" de que trata en la Suma Santo Tomás.

         Las profecías y el don de milagros son signos exteriores de la autenticidad de la Revelación, con una función ministerial y social al servicio de la Iglesia, más que a la propia santificación.

         Según santo Tomás,"para que el homenaje de nuestra fe fuese conforme a la razón, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su revelación. Los milagros de Cristo y de los santos, las profecías..., son signos ciertos de la revelación, adaptados a la inteligencia de todos, motivos de credibilidad que demuestran que el asentimiento de la fe no es un movimiento ciego del espíritu" (Vaticano I) (CIC 156).

         El Angélico, después de haber expuesto la materia de las virtudes y los vicios que atañen a todos los hombres, trata lo que pertenece a algunas categorías de personas. La profecía es una gracia de las de mayor importancia entre las "gratis datae". Santo Tomás propone ampliamente su doctrina, de una manera clara, como acostumbra. Y afirma que la profecía es un milagro intelectual que implica un conocimiento sobrenatural y su manifestación, y que es infundido por Dios en el entendimiento, y no en la voluntad, para el servicio de los hermanos y no para la santificación propia, como corresponde a la noción de gracia "gratis data", diferente esencialmente de la gracia "gratum faciens", que santifica de suyo a la persona que la recibe.

          La profecía es infundida por la sola voluntad de Dios. El demonio no puede causar profecías, porque el conocimiento de los futuros contingentes trasciende y rebasa las fuerzas del entendimiento del ángel y es propio y exclusivo de Dios. Con la luz profética pueden verse realidades divinas y humanas, pero al área de la profecía propiamente pertenece la revelación de los futuros contingentes.

         Santa Teresa ha conocido proféticamente muchas realidades: conoció que había de morir san Pedro de Alcántara; también supo la muerte repentina de su hermana cuatro o cinco años antes. Conoce que en la iglesia de san José de Avila se harán muchos milagros. Y ha visto cumplidos todos los acontecimientos que le han sido revelados. Pero, como no es crédula, da acertados consejos para discernir las profecías verdaderas de las falsas.         

EL DON DE MILAGROS.

Razona el Angélico: Dios quiere que se crea a los ministros de su palabra racionalmente. Pero como las verdades de la fe no pueden demostrarse con argumentos racionales, a veces ofrece los argumentos de los milagros, para autorizar a los que son ministros de su palabra o de sus obras. El milagro auténtico sólo puede ser obrado por Dios. En la Iglesia paleocristina, abundó el carisma de los milagros, por razón de acreditarla y extenderla. Dice el Señor a Teresa que la fundación de Medina ha sido un milagro, y ella también nos dice que ha dejado de narrar muchas cosas que eran milagrosas. En nuestros tiempos, con la Renovación en el Espíritu ha abundado su concesión para difundir la fe.