Oblación Carmesí

Prólogo

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

Sitio Web del Padre

 

 

Alguien ha escrito: «Dios en la poesía, con la poe­sía, por la poesía... y sobre la poesía».

Y no cabe duda de que si la poesía es belleza, es verdad, es amor, es armonía de latidos de corazón e inteligencia, nuestra conclusión áurea es la afirmación que hemos citado. No en balde, Dios es la fuente de la belleza, de la verdad, del amor...

El poeta, pues, por su esencia más genuina, es un ser profundamente religioso que en todo sabe escuchar a Dios.

Dice Juan Ramón: «Viene un gorrión a la ventana abierta / ... Pienso en Dios / y trabajo». Lo mismo que de Juan Ramón Jiménez podríamos aducir testimo­nios de cuantos hombres se sienten realmente poetas.

U no de estos hombres es precisamente Jesús Martí Ballester por convicción y por ministerio. Las cuerdas de su lira sólo emiten las vibraciones que capta de Dios a través del espectáculo de la creación, de los diversos estados de ánimo o distintas circunstancias por las que discurre la vida.

No son numerosos los poemas del libro que prolo­gamos. Sin embargo, nos presentan en el autor a todo un maestro de la lírica que nos transmite el perfume que guarda en el frasco de alabastro de cuanto es lo  suyo: director de almas, investigador de la Mística, apóstol de la palabra y de la pluma.

Desde otro ángulo, en Martí Ballester contempla­mos a un vate moderno y, por tal, relativamente anár­quico. Para su estro no existen moldes ni reglas métri­cas. Una particularidad, en cambio, caracteriza su pro­ducción, es la cadencia que fluye, como el agua clara del manantial, por los entresijos de sus versos.

Sus composiciones son destellos brillantes que, co­mo las flores al soplo de la primavera, brotan naturales y espontáneas al eco del tiempo ordinario, de Pasión, de Pascua... o a los vientos de Teruel, de Pedreña, Grecia, Israel o Canarias.

Surgen sus imágenes con pinceladas audaces llenas de ternura y de suprema belleza expresiva.

En resumen, podemos definir a Martí Ballester co­mo un.. poeta sensible, espontáneo, cadencioso, de decir aristocrático, actual, hábil en el uso de la metáfora y de la fuerza de expresión y portador de mensajes salva­dores.

Dispongámonos, por tanto, a hojear las páginas de este libro existencial. Lentamente, dulcemente, sin pri­sas. Hay que rumiar pastos que vigoricen los músculos del espíritu. Hay que beber luz que ilumine con Amor la Cruz de la senda. Hay que aspirar brisas que hinchen las velas de nuestra «barquilla», para que corone con flores la travesía del tiempo a la eternidad feliz. Esto es lo que a mí me sugiere que pretende ser «Oblación Carmesí».  

FAUSTINO MORENO VILLALBA