Discurso sobre la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino

La virtud de la castidad

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

Sitio Web del Padre

 

 

Escribió Don Gregorio Marañón que "era una necesario decir a los jóvenes que la castidad no sólo no es perjudicial a la salud, sino ahorro de la actividad futura; y que la condición viril se mide por la virtud de la renunciación" (Vocación y ética). Cuando toda la sociedad está hoy bombardeada e intoxicada de erotismo y pansexualismo, y la juventud ha perdido la sensibilidad hacia la virtud de la castidad, es mayor la necesidad de enaltecerla, aunque sea clamar en el desierto. 



LA CASTIDAD


La virtud de la castidad es una parte subjetiva de la templanza, que abarca un campo excesivamente grande. Etimológicamente viene de la palabra castigar, porque frena y domina apetitos y pasiones, reduciéndolos a la sensatez. Como los niños a quienes se deja libres para que den rienda suelta a sus caprichos, se convierten en seres indómitos, el hombre que deja en libertad a las pasiones es arrastrado por sus energías desbordadas. Por eso es necesario su castigo, que lleva a cabo la castidad, que es una fuerza contraria a los movimientos rebeldes de las pasiones de la parte concupiscible respecto a los placeres venéreos. La castidad equilibra y modera y frena esos instintos para que no lleguen a alterar el orden de la razón. Según santo Tomás: "Tiene razón de virtud en cuanto que obra conforme al dictamen de la razón; y es fruto del Espíritu Santo, en cuanto al gozo que en dicho acto existe". Santa Teresa por naturaleza "aborrecía las cosas deshonestas".



LA VIRGINIDAD



Citando Santo Tomás a San Jerónimo, Contra Jovino, que afirma que el error de Jovino consistió en mantener que la virginidad no era superior al matrimonio escribe: Este error queda rechazado por el ejemplo de Cristo, que eligió a su madre virgen y él mismo se mantuvo virgen, y según la doctrina del Apóstol en 1 Cor 7, 25, aconsejó la virginidad como un bien mejor. También lo rechaza la razón porque el bien divino es mejor que el humano. Porque el bien del alma es más excelente que el del cuerpo. Y porque el bien de la vida contemplativa es más excelente que el de la activa. Como la virginidad se ordena al bien del alma en la vida contemplativa, que consiste en pensar en las cosas de Dios, mientras que el matrimonio se ordena al bien del cuerpo, que es la multiplicación del género humano, y pertenece a la vida activa, puesto que el hombre y la mujer casados tienen que pensar en las cosas del mundo, tal como dice el Apóstol en 1 Cor 7, 33, afirma sin lugar a duda, que la virginidad es mejor que la continencia conyugal .



CLIMA DE ALTURA


El amor virginal es el más profundo y extenso. La virginidad no es soledad del corazón. Al contrario, supone compañía fiel de amistades puras y eternas. ¡Y que hermosa la amistad! ¡Y qué provechosa! Dos almas que se aman y se ayudan, que se reparten sus luces. La virginidad es flor de alta montaña, no puede resistir las temperaturas de la tierra. Su cultivo exige vida espiritual poderosa, fe fuerte, especialmente la de la mujer por su psicología más sensible y voluble. Supone mirada de águila para descubrir su belleza, telescopio poderoso para ver a Dios. Como consejo evangélico, es un atajo para llegar a Dios. El atajo se aparta del camino general, supone más incomodidad, que sólo se está dispuesto a abrazar cuando la visión de la meta es muy clara y deseada. Un exiliado que está muchos años sin ver a su madre está en disposición de aceptar las penalidades de todos los atajos, porque le mueve el poderoso amor y deseo de su madre. Saber saborear la hermosura de la amistad y que la virginidad es el mejor camino para que la amistad germine. José y María son los dos grandes modelos de amigos vírgenes. Los dos miran en la misma dirección: Jesús, su Bien Supremo, su Amor total.