Discurso sobre la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino

La justicia y la misericordia de Dios

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

Sitio Web del Padre

 

Santo Tomás, después de haber estudiado los afectos de la voluntad de Dios estudia sus virtudes, y concluye que la justicia y la misericordia, libres de las imperfecciones que existen en las criaturas, se encuentran en la voluntad de Dios. Y lo primero que se dice es el argumento de toda la historia: ¿Cómo conciliar la justicia de Dios con los sufrimientos de los buenos? Si Dios es justo, ¿cómo penmite que los buenos sean oprimidos por los malos? Y si es misericordioso, ¿cómo se explica la existencia del infierno? Y, como siempre, es que han ignorando y siguen ignorando que Dios no desea ni el dolor ni el sufrimiento ni la injusticia humanos, pero tampoco se impone, sino que nos deja libres para amar o para odiar, para perdonar o para rechazar el perdón. Todo menos contemplar pasivamente el sufrimiento de los hombres; Dios sufre con el inocente, con el que es víctima de la prueba incomprensible, sufre con cada hombre. Hay un dolor de Dios, un sufrimiento de Cristo.

 

JUSTICIA CONMUTATIV A Y JUSTICIA D1STRIBUTIV A

 

En Dios no puede existir justicia conmutativa, porque no debe nada a nadie. Pero es evidente que en Dios existe la justicia distributiva, que brilla en el admirable orden del universo. Dios, que ha destinado una naturaleza para cada ser y ha entregado a cada uno una misión en orden a conseguir el fin último, que es la manifestación de su bondad, sabiduría y belleza, ha otorgado también a cada uno las propiedades de Su naturaleza, y ha colocado a cada ser en su jerarquía, y ha repartido sus dones y sus gracias, ministerios y carismas, con la riqueza que corresponde a su fin, para que todos puedan dar su nota en el universo, que ayude a componer la armonía y la felicidad y todo ello, no porque Dios deba nada a las cosas creadas, sino porque lo debe a su propia justicia que, siendo una perfección, ha de estar en Dios de manera infinita, porque El es la perfección absoluta.

Dice San Dionisio: "Se comprueba que la justicia de Dios es verdadera viendo que da a todos los seres lo  que les corresponde según la dignidad de cada cual, y que conserva la naturaleza de cada cosa en su propio sitio y con su propio poder".

 

LA SAGRADA ESCRITURA, EL CONCILIO VATICANO I Y SANTA TERESA

 

La Revelación abunda en testimonios de la justicia de Dios: "En sus días se salvará Judá, Israel vivirá en paz, y le darán el título "Señor, justicia nuestra" (Jr 23,6)."Lo que has hecho con nosotros está justificado, todas tus obras son justas, tus caminos son rectos, tus sentencias son justas" (Dn 3,27). "Porque el Señor es justo y ama la justicia: los honrados verán su rostro" (Sal 11,7). “A , Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo ponme a salvo" (Sal 31,2). “Júzgame tú según tu justicia; Señor, Dios mío, que no triunfen de mí" (lb 35,.24). “…cuando se revelará el justo juicio de Dios, que pagará a cada uno según sus obras" (Rm 2,5). "Padre justo, aunque el mundo no te ha reconocido, yo te reconocí"... (Jn 17,25). "Mia es la venganza, yo daré lo merecido" (Rm 1419). “Ahora ya me aguarda la merecida corona con la que el Señor, juez justo, me premiará el últímo día" (2 Tm 4, 8).

El Vaticano I definió que Dios es infinitamente justo.

            Exclama Santa Teresa: "No es nada delicado mi Dios, no se fija en menudencias".

"No es nada minucioso para tomarnos cuentas, sino generoso; por grande que sea la deuda, no le cuesta perdonarla. Para pagarnos es tan mirado, que no tengáis miedo de que un alzar de ojos acordándonos de El, deje sin premio”.