Gracia
de Dios, gota viva,
que
del Amor es nacida,
llueve
en el hombre...
trae
flores, frutos, vida:
Si
la lluvia mansa y grácil,
amantísima,
cala,
cala, cala,
ella
será un hontanar
que
germinará de vida
dentro,
fuera, cerca, lejos,
en
toda la Iglesia Madre,
en
todo el Cristo que crece
y
se alarga y profundiza
en
raíces y lenguas y cantos,
en
azafrán y jazmines,
en
ríos de plata
junto
a florecidos limoneros
en
espigas de oro puro.
En
espigas.
Gota
mansa. Gota viva.
La
suavidad de Dios;
paz
y amor en la tarde;
fulgor
de pájaros altos...
Creo
en la fecundidad de la lluvia.
Espero
en la vida que brotará
alrededor
de la Cruz.
Amo
la Cruz que me llena;
¡nada
de verdad hay en ti
si
no te clavas en la Cruz!
Sangre...
Dolor... Amor...
Es
la cruz la vida y da la vida.
Cruz.
¡Cruz! ¡Cruz! ¡Salve!
Gota
de lluvia...
De
sangre.
Rubí
santo.
Bullir
de amor, cantan
chispas
crepitantes...
Fuego,
paz,
lluvia
mansa, suave,
trabajo
inevitable,
lucha
aguerrida,
mirada
aquilina
sorbiendo
ávidamente
la
Sabiduría.
OBLACION
Esto
que soy te ofrezco, Señor,
esta
pequeñez.
A
ti te gustará que me ofrezca
como
soy.
Ahí
me tienes.
Como
un cántaro vacío
en
el que puedas escanciar
los
fulgores amarillos de tu oro
y
toda la fragancia de tus manos
y
los raudales de tus perfumes.
Cuando
lo tengas lleno
romperás
el vaso en mil trozos
y
echarás a volar
las
banderas triunfales del amor.