En el corazón de la montaña

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

Sitio Web del Padre

 



Nieves purísimas invaden los picos

Cándido tesoros del Omnipotente.

Túnica inconsútil de armiño aterido.

Nidos de pájaros cándidos que agujeran,

fíltrándose en silencio, sin rumor alguno,

y sin que nadie lo sepa

calan y calan y siguen calando

hasta llegar blanquísimos

al corazón de la montaña.

Madre montaña en su seno

ve cuajarse el manantial.

Hijo cristalino de madre gigante,

cascada permanente de vida limpísima,

abanicos rápidos de frescas espumas

que caen, bajan columpiandose

como mariposas de luz de diamantes,

en el río anónimo que se va engrosando,

cauce que se escapa con el vértigo

de llegar juguetón al padre río.

 

Luz, belleza, vida, fecundidad.

Sin nieve en las alturas

¿qué será de la huerta?

Sin anhelo de Dios en sus cumbres

¿qué será de la Iglesia?

 

Almas nevadas que invaden los picos.

Almas generosas que se entregan anónimas

para ser corazón de montaña,

surtidor inquieto viviente,

Blancura de agua espumosa

que vertiendo su vida

en el río caudaloso de corriente rumorosa

de la Santa Madre Iglesia.

Uno, dos, tres manantiales.

 

Capullo que se hincha

con vigor interno,

cirio que va cuajando en el silencio,

silencio sagrado del hombre que se está construyendo

en el crisol santo del seno materno

de la fecunda e Infinita Realidad.

 

Verás el capullo verde

hecho ascua de oro y de rubíes.

Verás el enorme Cirio Pascual

que es Cristo forjado a pulsodesde dentro

en el fulgor de la gran batalla

de paz, calor, dolor, olor de rosa,

de incienso quemado,

fulgor de luz celeste,

cadencioso Amor de himno juvenil,

manantial creador

en el corazón de la montaña.