Domingo de Ramos, Ciclo C

El Rey de Israel

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

Sitio Web del Padre

 

 

1. "¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor!"Lucas 19,28. Hoy es el domingo de los olivos, de los ramos de olivo, del monte de los olivos. El Olivo es Cristo, el Unico que conoce el horror de la pasión, aplastado como una oliva en el molino de la cruz, y también la gloria de la resurrección. El pueblo y los niños le aclaman: "¡Hossanna!". El mismo pueblo, algunas horas después, gritará: "¡Crucifícalo!" Lucas 23,21

2. Vamos a vivir las últimas horas de Jesús sobre la tierra, desde la institución de la Eucaristía hasta la Pascua. Hoy leemos al profeta Isaías: El Siervo sufriente de Yahvé presta obediencia a la Palabra de Dios, que le despierta cada mañana para ponerse a la escucha. El escucha y la obedece con todos los sufrimientos que comporte su fiel cumplimiento: “Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos” Isaías 50,4.

3. El Apóstol subraya el premio de los sufrimientos del fiel Siervo de Yahvé. Presenta en dos estrofas rítmicas la doble trayectoria de Cristo humillado y exaltado. Línea descendente: "A pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse a la muerte de cruz"Filipenses 2,6. Contra la actitud de Adán que quiso ser "como Dios" desobedeciendo, Jesús no alardea de ser Hijo de Dios, y se somete a la voluntad del Padre, obedeciendo su designio hasta morir en cruz. Cuando esté clavado en la cruz le tentarán que demuestre que es Dios bajando de la cruz, pero no sucumbe y continúa siendo un hombre cualquiera. Era la mejor y la mayor prueba de que era Dios. Que era el AMOR. Sólo el amor se hace debilidad. Sólo el AMOR, en su infinidad de amor, es capaz de amar hasta sumegirse en el vientre de la ballena de la muerte para que todos a los que ama, no sufran la muerte. "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos" (Jn 15,13). Y ese es Dios. Porque sólo El es el AMOR TOTAL, y los demás amores son parciales, es decir no son DIOS.

4. Línea ascendente: "Por eso el Padre le exaltó concediéndole el Nombre-sobre-todo-nombre de Kyrios o Señor, cuyo señorío se extiende sobre la humanidad y sobre la creación, para gloria de Dios Padre".

5. El amor le urge a entregarse por nosotros:"He deseado enormemente comer esta pascua con vosotros". Iluminada por estas palabras, la pasión ya no es una fatalidad que se abate sobre un Jesús abandonado e indefenso, sino que se convierte en un momento del camino de ascenso al Padre. Crucificado por los hombres, Jesús muere porque quiere y así se nos puede entregar todo El en su cuerpo y su sangre, como alimento de vida eterna.

6. Los cuatro evangelistas relatan la misma historia de la pasión, pero con distintos matices según los lectores a quienes se dirigen. Lucas muestra la responsabilidad del Sanedrín y de Pilato en el drama de la pasión, pero recalca que el principal agente invisible es Satanás. Cuando nos relató las tentaciones del desierto, terminó diciendo: “El diablo se marchó hasta otra ocasión” (Lc 4,13). El momento, la otra ocasión, ha llegado: "Satán se apodera del corazón de Judas para que traicione a Jesús y lo entregue a los sacerdotes" (Lc 22,3), y "zarandea a Pedro y a sus compañeros como se criba el trigo" (22,31). Y de la misma manera que se deslizó entre los árboles del Edén, se desliza ahora entre los olivos de Getsemaní para tentar el segundo Adán. Lucas emplea la palabra “agonía” para describir la intensidad de la lucha en Getsetnaní. 

7. Jesús vence a Satanás con la oración. Al entrar Jesús en el huerto de Getsemaní exhorta a sus apóstoles y a todos nosotros: “Orad, para no caer en la tentación” (Lc 22,40). Después se alejó como a un tiro de piedra. “Y arrodillado oraba. Sumido en agonía, oraba con más insistencia. Y le bajaba el sudor a goterones, como de sangre, hasta el suelo” (Ib 22,41) El médido Lucas, diagnostica la hemathidrosis, ya conocida por Aristóteles. En medio de todo, Cristo es el Maestro-Siervo-Hijo, que pide a su Padre el consuelo: "Abba, Padre, si es posible, pase de mí este cáliz" Lucas 22,42. 5. Jesús ha penetrado en la soledad de la tentación, donde desaparecen todas las palabras y no queda más que una infinita sensación de ahogo y de fracaso: "Me muero de tristeza" (Mt 26,38). Ahora, cumpliendo él la voluntad del Padre, nos invita a seguir su camino.

8. Jesús vence a Satanás con su bondad. En el relato de Lucas, Jesús no aparece tan dramáticamente aislado como en el de Marcos, sino entregado a los que le rodean como durante toda su vida. Dice al traidor: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre!” (Lc 22,48). Cura al criado del sumo sacerdote que Pedro había herido con la espada (Ib 22,51). Pedro, que dice que está dispuesto a morir por él Lucas 22,33, lo niega Lucas 22,57. Y Jesús mira con amor a Pedro que le acaba de negar, y Pedro, “saliendo afuera, lloró amargamente” (Lc 22.62). ¡Ah, si nosotros miráramos así a nuestros hermanos pecadores, que somos todos!

9. Le había dicho a Pedro: "Cuando te conviertas, confirma a tus hermanos" Lucas 22,32. Cuando te conviertas de tus errores, dudas, huídas, existencia gris y mediocre, adocenamiento y egoismo, al amor verdadero, confirma a tus hermanos. Ayúdales a ser sólidos, confiados en el amor eterno del Padre, amantes de la vida, acogiendo con humor los roces y fricciones diarios, serenos en los vaivenes del mundo cambiante; dales la mano para vivir juntos la vida eterna que brotará del sepulcro en la mañana de Pascua. Lleva a tus hermanos al convencimiento de que la comunidad que vas a presidir, vivificada por el Espíritu Santo, no va a ser una empresa en la que vosotros vais a ser los representantes en los lugares de distribución, o un pase de modelos vistosos y espectaculares, sino una comunidad de amor y de servicio y de entrega, que ha de caminar siempre influenciada por los dones del Espíritu Santo. Comunidad de oración y de amor, y no de funcionarios a tiempo reducido. 

10. Camino del Calvario se vuelve hacia las mujeres que le compadecen y lloran, y les dice: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino por vosotras y por vuestros hijos" (Lc 23,28). Jesús, dejando de pensar en sí mismo, consuela a las mujeres que lloran, y las invita a la conversión, a llorar los pecados propios, y los de los hijos, y los del pueblo, y los de los extraños. Y en la cruz, se dirige al Abbá Amado. El que está en la cruz, el que ha fracasado, aparentemente, pide perdón para todos y diisculpa a los responsables de su muerte: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que se hacen"(Lc 23,34). Vuelve la cabeza ensangrentada y sus ojos llenos de lágrimas y obnubilados mira al ladrón arrepentido y le regala el Reino: “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43). 8. El que durante toda su vida ofreció la salvación a todos, acosado ya por la muerte, la ofrece y la otorga al ladrón. Jesús no se va solo al paraíso del Padre. Con él van los que le aceptan, los perdidos y los pobres, los bandidos y los pecadores. Los que no han encontrado salvación en la tierra, y le piden: "Acuérdate de mí". "Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha, y lo libra de sus angustias" (Sal 117,5). 

11. Clavado en la cruz, mira silenciosamente a su pueblo que lo presenciaba (Lc 23,35), y aquellos fieles bajan del Calvario golpeándose el pecho (Lc 23,48). Con todo esto, Lucas nos sigue diciendo: Acerquémonos al trono de misericordia, miremos al Crucificado, y golpeémonos el pecho también nosotros, pues todos le hemos crucificado, y todos podemos recibir de él el perdón y la salvación.

12. "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Cuando Jesús muere, SE HACE UN GRAN SILENCIO que inunda el universo, porque se apaga LA PALABRA que nos decía la grandeza del mundo y del hombre y del AMOR. Pero en ese silencio y en esa muerte, se desvela el sentido de la vida: el mundo se oscurece, el sol se apaga, el velo del templo, que separaba los pueblos, se rasga. Es verdad. Pero sobre la ruína de aquel mundo, se implanta el cimiento de la vida nueva: Jesús que sube al Padre. La muerte que hasta ahora era una derrota, se ha convertido en el verdadero camino de la plenitud definitiva y total. La cara profunda y oculta de lo que hemos visto en el monte Calvario, es la Resurrección y la Ascensión. Es el nacimiento de un mundo nuevo. El misterio lo vamos a representar ahora en la celebración del memorial vivo de la Eucaristía.

13. En la procesión de las palmas y los Ramos aclamamos la Resurrección por anticipado. Todo lo que va a ocurrir en la celebración litúrgica de la Semana Santa, está lleno de esperanza, porque la muerte va a ser vencida. Cuenta Antonio Burgos en su delicioso libro SEVILLA EN CIEN CUADROS, que escuchó la mejor explicación de la Resurrección a un evangelista anónimo, cuando respondió a un forastero extrañado: "El sevillano ha visto muchas veces esta película de la Pasión desde que era chico. Y sabe que acaba bien, que acaba con la Redención y con la Resurrección... Nuestra Resurrección son las palmas del Domingo de Ramos, porque nos sabemos el final de la película..."

14. San Pablo nos dice cuáles han de ser los sentimientos con los que hemos de entrar en la Semana Santa: “Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús” (Filp 2,5), sentimientos de filial obediencia a los designios salvíficos que Dios tiene sobre cada uno de nosotros, aunque impliquen abrazarnos con la humillación y con el sacrificio. Si Jesús se entregó por los demás hasta morir por ellos, lo mismo debemos hacer sus seguidores: “El dio su vida por nosotros, y nosotros hemos de darla por nuestros hermanos” (l Jn 3,16). Al celebrar la Eucaristía en torno al altar hagamos nuestros los sentimientos del Señor, dándonos generosamente a los demás en forma de servicio por amor.