Domingo I de Cuaresma, Ciclo A

No nos dejes caer en la tentación

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

Sitio Web del Padre

         

EL HOMBRE NO PUEDE VENCER LA TENTACIÓN SIN LA GRACIA DE CRISTO.

1. La Iglesia quiere actualizar la actitud de los antiguos catecúmenos y de los penitentes públicos. Característico del catecúmeno era su afán de instruirse en la doctrina y el deseo de preparación para recibir la gracia salvífica del bautismo. Para eso estaba durante mucho tiempo -sobre todo en la cuaresma- entrenándose para ser buen cristiano. La cuaresma era un cursillo de formación para recibir el bautismo. Estas disposiciones debemos imitar los cristianos de hoy en la Cuaresma.

2. En la primera oración hemos pedido que las celebraciones de la cuaresma nos lleven a una conversión auténtica para llegar a conseguir una más profunda inteligencia del misterio de Cristo. Las lecturas nos han introducido en el misterio. La primera pareja humana hace entrar el pecado en el mundo al ceder ante el tentador. Los israelitas en el desierto también sucumbieron a la tentación. Cada uno de nosotros hemos experimentado y seguimos experimentando la tentación. Jesús, vence las tentaciones en el desierto y las soporta durante toda su vida, hasta la muerte, y así nos salva del pecado y nos da la vida, y se convierte en el modelo que deben imitar y seguir sus discípulos.

3. Cuando Jesús fue bautizado por Juan, oyó la voz del Padre: "Tú eres mi Hijo, el amado, en ti me complazco" (Mc 1,11). Isaías ha anunciado un enviado de Dios que reunirá al pueblo y le merecerá el perdón y la salvación. Lo mismo que el pueblo elegido y en función del mismo, es elegido el Mesías: "He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien me complazco; sobre él he puesto mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones" (Is 42, 1). Su sufrimiento y terribles humillaciones, aceptadas generosamente, le conducirán al triunfo con el que asociará a todo su pueblo: "He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a quienes mesaban mi barba; no he hurtado mi rostro a la afrenta y a los salivazos..." Is 50,6). "He aquí que mi siervo prosperará. Y si muchos se habían horrorizado al verlo -tan desfigurado estaba su semblante que no parecía hombre, -muchos pueblos se llenarán de asombro, porque verán un suceso no contado jamás y contemplarán algo inaudito" (Is 52,13). "¿Quién creerá lo que oímos decir?... Despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores, acostumbrado al sufrimiento, ante quien se oculta el rostro, era despreciado y desestimado. Con todo, eran nuestros sufrimientos los que llevaba, nuestros dolores los que le pesaban, mientras nosotros le creíamos azotado, herido por Dios y humillado. Ha sido traspasado por nuestros pecados, deshecho por nuestras iniquidades; el castigo, precio de nuestra paz, cae sobre él, y por sus llagas hemos sido curados. Todos nosotros, como ovejas, andábamos errantes, cada cual siguiendo su propio camino. El Señor ha hecho recaer sobre él la iniquidad de todos. Era maltratado y se doblegaba y no abría su boca; como cordero llevado al matadero, como una oveja muda y sin abrir la boca ...ante sus esquiladores.. Herido de muerte por los pecados de mi pueblo... Quiso el Señor destrozarlo con sufrimientos. Si él ofrece su vida en expiación, verá descendencia, prolongará sus días... Después de las penas de su alma, verá la luz y quedará colmado. Por sus sufrimientos mi siervo, el justo, justificará a muchos y cargará sobre sí sus iniquidades. Por eso le daré multitudes por herencia, por haberse entregado a la muerte y haber sido contado entre los malhechores, él, que llevaba los pecados de muchos e intercedía por los malhechores" (Is 53). Su misión es liberar al mundo del demonio.

4. Jesús va a comenzar su actividad de apóstol y está decidido a actuar con plena normalidad. Después de la preparación remota de largos años de oscuridad, humildad y pobreza, en el ámbito de una familia totalmente normal, la preparación inmediata en el desierto de Judea, a donde se dirige desde el Jordán, cerca de Jericó, montaña arriba, escarpada e inhóspita. Me encanta imaginar a Jesús trepando por aquella escarpada ladera con el esfuerzo parecido al que a nosotros nos supondría la subida, sudando, -Jericó está a mas de 1000 m bajo el nivel del mar- y sentir el jadeo de su respiración. Y oír el rodar de las piedras desprendidas por sus pies hasta las profundidades de la sima, y escuchar el eco de su rebote. Una vez en la cumbre, busca un lugar donde vivir durante cuarenta días, y comienza su oración intensa, concentrada y silenciosa, en aquella soledad, sin comer ni beber nada.

5. Jesús, educado en la teología de Israel, desde niño se vio acogido y envuelto por una atmósfera espiritual impregnada por el Absoluto, el Eterno, el Sin-Nombre, el Incomprensible, el Eterno. Su madre lo llevó a la sinagoga en brazos y comenzó a oír y aprender la Ley y los Profetas. A cubrirse la cara con las manos cuando se nombraba a Yavé. Dios es el Todopoderoso. 

6. El Hermano León le pide a Francisco que escriba lo que siente de Dios. Y Francisco con su derecha llagada escribió con dolor: "Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas. Tú eres fuerte, grande, altísimo. Tú eres el Bien, todo el bien, sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero. Tú eres caridad y amor, tú eres sabiduría. Tú eres humildad, paciencia, seguridad. Tú eres quietud, gozo, alegría. Tú eres hermosura, mansedumbre. Tú eres protector, custodio, defensor. Tú eres nuestra fortaleza y nuestra esperanza. Tú eres nuestra gran dulzura. Tú eres nuestra vida eterna, grande y admirable, Señor".

7. Jesús va a las montañas. Dice Marcos: "Jesús se quedó en el desierto cuarenta días; vivía entre alimañas" (1,13). Es el nuevo Adán, solo en el paraíso entre las bestias. Jesús había pasado noches enteras en los montes de su pueblo. Si un hombre no está acostumbrado, no se mete durante tanto tiempo en ese paraje. Luego Jesús tenía costumbre. En esas largas conversaciones y silencios con Dios, ha ido descubriendo que Dios, no es ante todo Justicia, sino Misericordia; es ternura, perdón, cuidado, cariño... El sensibilísimo Jesús descubre que el primer mandamiento se ha convertido en dejarse amar por el Padre. Así es como podrá revelar al Padre: "Pedid y recibiréis". "¿Qué comeremos?" "Mirad lo lirios del campo". "Un hijo pródigo". "Mirad los pajaritos..." Jesús es fiel al empuje, a la moción del Espíritu. Nosotros debemos también ser dóciles al Espíritu que nos llama al Éxodo, a la Cuaresma, al desierto, al recogimiento, a la escucha de la Palabra, a la oración.

8. Jesús fue tentado, y lo será durante toda su vida: "No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compartir el peso de nuestras debilidades, sino al contrario: tentado en todo, como semejante nuestro que es, pero sin pecado" (Hb 4,15). Jesús fue tentado en el hambre y la sed, en el frío y la fatiga, en éxitos clamorosos y en fracasos desalentadores, en la inoportunidad de las gentes, en la soledad y en la incomprensión de sus más cercanos, y en la hostilidad de los gobernantes: Por eso dice a sus discípulos: "Vosotros habéis permanecido conmigo en mis pruebas" (Lc 22,28). Y la carta a los Hebreos: "Porque él mismo soportó la prueba, es capaz de socorrer a los tentados" (2,18). 

9. Satanás pretende inducir a Jesús a elegir un mesianismo falso, triunfalista y humano, terreno y mundano, lejos del plan de Dios, como sabemos con claridad por los cuatro Cantos del Siervo de Yavé, de Isaías. Si queremos llegar al fondo de las tentaciones hemos de tener presente a Isaías cuando describe al Siervo de Yavé -Obediencia al designio del Padre-. Las tentaciones llegan a la raíz del mesianismo redentor. Cuando experimentó el hambre, desfallecido, sobrevino la tentación. El diablo se aprovecha de esa circunstancia para tentarle. Con la Palabra de la Escritura, el ayuno, la soledad, ha vencido la tentación. Es el Adán Nuevo. La réplica de Adán, la contrapartida de Adán. Adán fue tentado y fue vencido. Los israelitas en el Éxodo también sucumbieron a las tentaciones, y cuando sintieron hambre murmuraron y protestaron y pidieron pan. Hemos vivido una larga ausencia de Dios. Apenas se oía su nombre. Y se tenía un miedo de muerte de que al hablar de Dios o de sus derechos y nuestros deberes, se nos pusiera en ridículo, o se nos colocase el remoquete de carrozas y anticuados. La era de Dios había pasado. Dios había muerto y nombrar a Dios era "no estar al loro". Y callábamos. Y silenciamos a Dios. somos un pueblo que ha leído el Evangelio a su manera y lo aplica siempre mal. Y no sólo esto; se era beligerante contra Dios y sus leyes porque se le consideraba enemigo represor del hombre y su rival. Sembramos vientos y estamos cosechando tempestades. Los árboles de la parábola de Jorgënsen que negaron al sol y se rebelaron contra él, se enfermaron, languidecieron y murieron. 

10. No era malo que, al tener hambre, Jesús comiera; Jesús podía haber convertido las piedras en pan. Allí no había posibilidad de adquirir pan. Pero es más propio que bajen los ángeles y le sirvan, dejando las piedras quietas y piedras. Tampoco cuando se compadezca de las gentes a punto de desfallecer, convertirá las piedras en pan. Sería demasiado espectacular. Jesús es más sencillo. Pedir los panes que tienen y multiplicarlos, parece más humano y natural y más valorizador de la aportación humana. A Jesús le guata la naturalidad aun en los milagros: agua en vino, pesca en el mar...

11. "Di que estas piedras se conviertan en panes" Mateo 4, 1. Fue la tentación de Israel en el desierto: Añoraban las ollas de carne y el pan hasta saciarse. Es la tentación de actualidad: Casi todos se desviven por los bienes materiales, por el confort, por las casas costosas con 16 cuartos de baño, a ser posible, y con frigoríficos para las pieles, y hasta con calefacción para la caseta del perro. Y en tono menor, también los cristianos optan por el pan, las carreras más fructificantes, y los puestos más enriquecedores con la mayor rapidez. Ha dicho un eximio profesor de economía: las profesiones más respetables debían de ser las de los sacerdotes, los jueces, los maestros, pero entre mis alumnos nadie las quiere. Un Cristo dando pan, promocionando a puestos más codiciados, tendría éxito en seguida. Una Iglesia dedicada a dar pan, no se vería nunca desierta. Jesús vence la tentación con la palabra de Dios. "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Cristo vence la tentación primera del Génesis: la desobediencia. Y las tentaciones en que Adán e Israel habían sido vencidos. 

12. "Tírate de aquí abajo". Era verdad lo de los ángeles, pero tirarse de lo alto esperando el milagro, era tentar a Dios, en busca de la eficacia. No es necesario predicar, de lo que no harán mucho caso, ni morir, basta con tener éxito. Decía un sacerdote casado: Si la Iglesia sigue así, se quedará sola. Hoy mismo tenemos movimientos poderosos intentando conseguir que la Iglesia cambie sus principios y sus valores evangélicos y sagrados. A mediados de los 70 el DMS III en Estados Unidos incluía entre los trastornos psicosexuales la homosexualidad. Cambió de opinión cuando los piquetes del gay power invadieron la sede de la Asociación psiquiátrica norteamericana. ¿Quién sabe? Cuando los pedófilos sean un lobby a lo mejor los medios nos avisan de que tener relaciones sexuales con niños es una opción que todos tenemos dentro, ha escrito un periodista sagaz. 

13. En la audiencia reciente a la Rota Romana, el Papa ha dicho a los jueces y abogados que deben oponer su objeción al divorcio. Periodistas y comentaristas ignorantes han llegado a atacar al Papa de entrometerse en legislaciones nacionales y autónomas, como si el Papa estuviera anunciando un antojo suyo, de anciano desfasado que no está al loro, ignorando que Juan Pablo II sólo estaba siguiendo el evangelio, aunque no lo citaba. En efecto, leyendo a Mateo, nos encontramos con el siguiente texto: "Se acercaron a él los fariseos para tentarle, y le dijeron: ¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?. Jesús les dijo: ¿No habéis leído que aquel que al principio creó al linaje humano, creó un solo hombre y una sola mujer?, y que se dijo: Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán dos en una sola carne. Así ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios, pues, ha unido, no lo desuna el hombre. Pero ¿por qué, replicaron ellos, mandó Moisés dar libelo de repudio y despedirla? Les dijo Jesús: A causa de la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; mas desde el principio no fue así" (Mt 19,3). 

14. La prensa y la TV está ardiendo en el asunto de la homosexualidad y enjuician muchos a la Iglesia como retrógada y que no se ha puesto al corriente de los tiempos actuales, como si la doctrina de la Iglesia fuera circunstancial y no eterna, como podemos leer en manifestaciones como la siguiente:

La Iglesia tiene derecho de admisión, y sus servidores deciden entrar libremente y por tanto se pliegan a seguir unas normas, pero una institución religiosa nunca debe semejarse a un inmovilista y excluyente club de golf. La Iglesia cada vez se está alejando más de la realidad, está perdiendo la sensibilidad y si sigue así va a desembocar en un autista callejón de salida. ¿Dónde queda la compresión y la tolerancia? Su postura anacrónica huele a naftalina. Vivimos en una democracia laica, y no está sabiendo adaptarse a ella y a su dinámica social.. 
Que la acción de la modernidad, cuya mejor manera de explicarla me temo que sea por medio de sus propias nociones psiquiátricas, haya anulado social y judicialmente la identificación de homosexualidad y criminalidad, todavía no ha hecho a fondo su obra. A veces observamos en el homosexual el daño de una vieja herida psíquica que aflora desde la memoria histórica. El hecho de convertir sus gustos sexuales en un juicio sobre la Iglesia y ver su condición homosexual como una gracia que Dios le otorga, lo que implica su gratitud por haberle salvado de la heterosexualidad, es de un infantilismo de andar a gatas, no muy distinto al de los heterosexuales que, no viendo otra cosa que un desajuste de piezas y usos en la pasión homosexual, utilizan argumentos de fontanero para explicar el quid pro quo. En el fondo aquí ya no hablamos de sexo, sino que se trata más bien de una sociedad de consumo que clausura los valores transcendentales, allí donde se encuentren, con el fin de que uno goce únicamente de sí mismo. Temo que los heterosexuales estén aceptando a los homosexuales más que éstos a sí mismos, ha escrito otro.
15. Cuando es tanta la ignorancia y la mala voluntad, hay que ser sagaces para llegar a los principios y en vez de citar la doctrina del Catecismo, que consideran inadaptada, llevarles al terreno de la Biblia que, es la Palabra de Dios, de la cual la Iglesia es tesorera y administradora. Y saber encontrar, por ejemplo, en San Pablo en Romanos 1,22: "Mientras se jactaban de sabios, resultaron unos necios, cuando adoraban como Dios a la imagen de hombre corruptible, a pájaros, cuadrúpedos, y reptiles. Por eso, abandonándolos a sus deseos, los entregó Dios a la inmoralidad, con la que degradan ellos mismos sus propios cuerpos. Por esa razón los entregó Dios a pasiones degradantes: sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras innaturales y los hombres lo mismo: dejando las relaciones naturales con la mujer, se consumieron de deseo unos por otros; cometen infamias con otros hombres, recibiendo en su persona el pago inevitable de su extravío; llenos como están de toda clase de injusticia, perversidad, codicia y maldad; llenos de envidia, homicidios, discordias, fraudes, depravación; son difamadores, calumniadores, hostiles a Dios, insolentes, arrogantes, fanfarrones, inventores de vicios, rebeldes a sus padres, sin conciencia, sin palabra, sin entrañas, sin corazón. Conocían bien el veredicto de Dios: que los que hacen tales cosas, son dignos de muerte eterna, y sin embargo, no sólo hacen esas cosas, sino además aplauden a los que las hacen". Y en 1 Corintios 6,10: "No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, invertidos, sodomitas, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores, estafadores, no heredarán el Reino de Dios". Y en 1 Corintios 6,10: "No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, invertidos, sodomitas, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores, estafadores, no heredarán el Reino de Dios". 

 
 

16. Salvar las almas por el amor y con el sacrificio es muy lento y costoso. Pero hacer milagros para atraer a la gente, u organizar actos folklóricos para que vengan a la iglesia, sería tentar a Dios. Jesús, frente a esta seducción, que tanto atraía a sus contemporáneos e incluso a sus discípulos, acepta el plan del padre: el mesianismo doliente, profetizado por Isaías, con los medios humildes y pobres propios del Reino de Dios. Es la tentación del exhibicionismo, tan frecuente en los que están empeñados en algún apostolado. Manifestarse. Dispuestos a gestos brillantes y espectaculares, a dejarse llevar en olor de popularidad; rehuirán todo lo que sea trabajo oscuro, anónimo, abnegado, silencioso. Dispuestos a llevar la bandera, pero remisos a cargar con la cruz. El evangelio no es la promesa de éxitos fáciles. ¿Sal o azúcar? ¿Hay que eliminar la cruz para hacer un cristianismo más fácil? "Cuando la verdadera doctrina es impopular, no es lícito buscar una fácil popularidad" (Juan Pablo II. Cruzando el umbral de la esperanza). Es la tentación que sufrirá ya en la cruz: "Baja para que creamos en ti".

17. "Todo esto te daré"... Si te ven sentado en un trono de oro, te seguirán los hombres mejor que si te ven en la cruz... Es la tentación de la idolatría; y la del mesianismo triunfalista, humano y terreno. Si en las otras tentaciones no ha conseguido Satanás que Cristo rebaje su mesianismo al simple materialismo de un reformador social, o al brillo de un milagrero, intenta ahora que se limite al puro poder humano. Que se contente con el mundo y se olvide de las almas: Da mihi coetera, animas tolle". Los reinos de la tierra están fundados en la fuerza y se mantienen con la mentira. ¿Cuántas veces se ha creído que el poder, el dinero, el dinero, eran caminos apostólicos? 

18. El Padre crea al hombre para que sea santo por el amor. Adán hace fracasar ese designio. También el pueblo de Israel en el desierto. Satanás pretende conseguir que también fracase Jesús. Si no en el fin, al menos en los medios. Si consigue esto, intentará inutilizar al Redentor. Ha presentado tres atajos a Jesús: Pan. Milagros. Por fin, descubre su intento: Darle todo el poder a cambio de una adoración, aunque sólo sea una pequeña genuflexión. El quiere ser el antidiós. Lo que él no quiso hacer: "Non serviam".

19. "Vete Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios adorarás y a El solo darás culto". Si por la desobediencia de un hombre, todos fuimos pecadores, por la obediencia de uno solo, todos somos justos" Romanos 5, 12.

20. Jesús prefiere las victoria sobre el diablo, más que un triunfo resonante y vistoso. Jesús es amigo del apostolado silencioso, constante, perseverante, duro, minucioso y poco brillante. Es el más eficaz y el más evangélico. Dios quiere más el menor grado de obediencia y sujeción que todos esos servicios que tú le piensas hacer". "Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de conciencia que todas la obras que puedes hacer" (S. Juan de la Cruz). Y vencer la tentación, no caer en las garras de Satanás, es igual a limpieza de alma.

21. La tentación del demonio nos conduce al meollo de su vocación, a su acción primera y estable, la derrota de Satanás para siempre. Cuando luego expulse demonios ratificará su victoria. Estamos, pues ante un prólogo.

22. Satanás vendrá a tentar a Jesús en el huerto con la infinita tristeza y desánimo: "Me muero de tristeza" (Mt 26,38). Era un peso superior a las fuerzas de la fragilidad humana. Le tentará en la cruz, por la opinión pública, ante la que se juega el prestigio de Dios, ante un Dios que no sabe salvar de la cruz. Jesús opta por rechazar privilegios, aceptar la debilidad y la tristeza. Y consigue la victoria no con razones humanas o teológicas, sino con el sometimiento de su vida: "Está mandado", en el desierto. En Getsemaní: "No se haga lo que yo quiero". En la cruz, ni una sola palabra. Pudo bajar de la cruz y explicar la misteriosa debilidad de Dios, con lo cual habría desmentido la debilidad de Dios. Permaneció donde estaba. Aceptó las críticas, los insultos, la incredulidad. Aceptó que lo rechazaran y que no le entendieran.

23. Cada bautizado es llevado como Jesús, como el pueblo de Israel, al desierto, para ser tentado. Desierto es toda nuestra vida hasta que lleguemos a la Pascua. Para escuchar la propuesta del diablo de ser como dioses, pero sin Dios. Las grandes batallas se libran en el desierto de nuestro interior. Ahí dentro, en nuestro propio corazón, se desatan las fuerzas del mal contra el bien: de la soberbia contra la humildad, de la pereza contra la diligencia, de la avaricia contra la generosidad, de la lujuria contra la castidad, de la gula, contra la moderación en el comer y beber, de la envidia contra la caridad, de la ira contra la templanza. Por eso ahí en nuestro interior, hemos de recogernos en el desierto de la oración, para triunfar como Jesús, que "por la dicha que le esperaba, sobrellevó la cruz, despreciando la ignominia, y está sentado a la derecha del trono de Dios" (Heb 12,3). A imitación suya y con su fuerza, venceremos la tentación, como nos enseñó Jesús a pedir en el Padre nuestro.

24. Han escrito los obispos españoles que nos hallamos "ante una sociedad moralmente enferma". Yo diría más. No "ante" sino "en ella" y consiguientemente los cristianos participamos de su enfermedad, en mayor o en menor grado. Esta pasada semana constatan el cansancio e incluso desorientación que afecta a un buen número de sacerdotes, religiosos y laicos. Si hace 10 años decían aquello, ¿quién fue el orientador que tomó nota de aquel diagnóstico? La sociedad no nos hace fácil ser fieles a Dios. No podemos mirar la sociedad como quien mira un paisaje desde fuera, sino como quien está inmerso en el paisaje. Somos tentados por el horizontalismo, que niega la trascendencia del hombre. Por el secularismo y el hedonismo, por el subjetivismo, sin normas objetivas de fe y de moral. Por la espontaneidad y frivolidad de los actos humanos. Vivir según pidan las emociones, los afectos. El dominio de sí mismo es represivo -dicen. Hay que dejarse llevar por la comodidad. Por tanto, ni ascesis, ni mortificación, ni privación, que impiden el desarrollo y la realización de la persona. Disfrutar al máximo, pasarlo lo mejor que se pueda, "comamos y bebamos, corónemonos de capullos de rosas, antes de se ajen". Fuera compromisos, que impiden la autenticidad. Vivimos en el nuevo desierto. El camino de Dios está erizado de dificultades. Las tentaciones de Israel eran las ollas repletas, el pescado frito, la carne asada, las cebollas y sandías de Egipto. Hoy las tentaciones son el horizontalismo, secularismo, hedonismo, subjetivismo, espontaneidad, frivolidad. 

25. La generación de la enseñanza, ha escrito un autor moderno, fácil y demagógica fue una generación perdida, malograda, y ahora que llegan a la vida pública y práctica comprobamos que no saben hacer la o con un canuto porque se han dejado el canuto en casa. Conocer el propio idioma es necesario como acceso a todas las demás enseñanzas españolas y universales, que aquí estudiamos en castellano. El idioma vale por sí mismo y vale sobre todo como puente hacia lo universal. Durante el sistema anterior se ha practicado la facilidad y la tolerancia, creyendo que los hombres se forjan en el curro más que en las aulas, pero halagando, sobre todo, ese divino tesoro de la juventud que le permite a uno pasar barreras por el semblante. Ya habló Quevedo de «la juventud robusta y engañada». Hemos criado una juventud robusta, pero profundamente engañada, vilmente engañada en cuanto a la creencia de que la vida era fácil, de que la ortografía era inútil, de que la caligrafía estaba anticuada. Pero aprendiendo a hacer las letras se aprende a conocerlas y amarlas. Yo recuerdo aquella g con una oreja de gato en lo alto. Toda ella tenía cara de gato. Nunca pondré mal la g. Juventud robusta de fútbol televisado y engañada de oportunidades fáciles que ahora se consuela con el botellón. Siempre ha sido así y ya se lo advirtió Quevedo, como hemos dicho, pero como tampoco conocen a Quevedo no se ha perdido nada.

26. Y, como hemos pecado, nos unimos al rey David en su confesión: "¡Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro, devuélveme la alegría de tu salvación" Salmo 50.

JESÚS VA AL DESIERTO A ORAR

27. Nos narra Mc 9,13, que un padre ha traído a sus discípulos a su hijo, que tiene un espíritu que lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. Jesús le pide que se lo traiga. Y lo libera. ¿Por qué no hemos podido nosotros?- Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno. Los discípulos han confesado el fracaso de la Iglesia. Por tanto, si queremos que la Iglesia sea eficaz, subamos con Jesús al desierto a orar.