Al alzar por primera vez la Hostia
Autor: Padre Jesús Martí Ballester
¡Madre!... Ni rimas, ni trovas, ni cantares...
He pedido a las calandrias
que se callen...
y me escuchan...
y esta brisa matinal
circundará mis palabras
cual preludio musical.
En mis manos la Hostia
como un pomo de jazmín;
ardiente asombro en mi alma,
las alondras de mi pecho
cantan hossannas que se prolongan
en las músicas de los claveles
armoniosos y olorosos de mi cáliz.
Lágrimas de hombre joven
mezcladas con sangre
abrasada de Dios.
Ríen todas las palmeras.
Las campanas de cristal revolotean.
En cada árbol nace un nido
de palomas mensajeras.
El cangilón de los días
sembrará de claveles los senderos.
Las espinas despiadadas
se enredarán en mis pies...
Mas yo seguiré impertérrito
aunque repten, trepen
lacerando el corazón.
Es necesario este cruce
de claveles y jazmines y espinas
para que se asome la rosa, ¡Dios!
goteando roja sangre.
Es la hora de la blancura
entre tanta sangre...