La hora de la oración., ¡Ya! “Hógase Tu Voluntad” (3)

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

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Jesús no ha señalado un catálogo de cosas que podemos pedir, su Madre le pidió en Caná vino, el buen ladrón le pidió el paraíso. Podemos pedir de todo y todo, pero somos como niños que no saben lo que piden y debe quedar el discernimiento de la madre dar lo bueno y lo mejor y no dar lo malo, que a veces deslumbra y es bonito y bien visto, lo razonable es que, después de pedir, lo dejemos en manos de Dios, que él sí sabe lo que nos conviene más o lo que nos puede dañar. Para que después no se nos pueda decir, “Fraile mostén, tú te lo tienes, tú te lo ten”, terminar siempre nuestras peticiones, como nos enseña Jesús en la oración que nos enseñó: “Hágase tu voluntad“, que es como el oró en la agonía de Getsemaní: “Padre, si es posible, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.

AMOLDEMONOS A LA VOLUNDAD DE DIOS, QUE ES PADRE

Aunque no la entendamos, pues es un misterio y nunca lo vamos a entender, y las decisiones de Dios son universales y eternas, que cumplen un plan determinado en el universo material y espiritual. Cuando una persona se abandona al dolor en las penas que Dios le envía, se está afligiendo por su dicha futura; le pide a Dios que le libre de esa situación cuando debería darle gracias por ella, convencido de que no podría acaecerle nada mejor. Si él viera todo lo que Dios ve, si pudiera leer las consecuencias felices que coronarán esta situación, la aceptaría. Dios nos ha dicho que él nos aliviará, pero también él tiene unos designios para cuyo cumplimiento, es necesario que ocurra lo que él dispone, y esa es la única manera de conseguir que alcancemos nuestra talla, que es nuestra vocación. Tal hace el herrero que al hierro informe lo mete en la fragua sometida a calorías infernales que cuando alternativamente lo sumerge en el agua le hacen chirriar, pero de ahí sale una espada afilada y brillante. Si pudiéramos descubrir los designios de la Providencia , seguro que aceptaríamos los males que sufrimos con repugnancia.

FE EN EL AMOR DE DIOS EN LAS ADVERSIDADES

¡Si tuviéramos un poco más de fe, si supiéramos cuánto nos ama Dios, estaríamos seguros en que todo es amor, también las adversidades! Con más fe, iríamos en su busca ansiosamente, bendeciríamos la mano que nos hiere. La enfermedad que me obliga a interrumpir todos mis ejercicios de piedad, la pérdida de los bienes que me sitúa en el desespero y me sumerge en la depresión, todo son obra de amor. No se saben aprovechar los golpes imprevistos, pero si al final se comprueba que Dios los ha preparado para poder realizar sus planes, que son gracias y favores. Sin ese sinsabor no se habría decidido la persona a despreciar la vanidad por la belleza de su cuerpo o por el talento. La ludopatía, el lujo, el ansia de riquezas, el educar a los hijos con los honores del mundo para atraer la estima de los hombres, no se hubieran podido vencer. Tal vez el afecto, alguna amistad poco espiritual disputaba aún el corazón a Dios. Era necesario este paso para llegar a una libertad perfecta. Tal vez eran cosas pequeñas, pero no hay nada que cueste tanto al cristiano como romper el último lazo que le liga al mundo o a él mismo; ahora aún siente su enfermedad; pero le espanta el pensamiento de su remedio, porque el mal está tan enraizado en el corazón que, sin una operación violenta y dolorosa, no se curará; por esto era necesario que cuando menos se pensaba, abriera una mano hábil, esa úlcera oculta en las entrañas; sin este golpe, habría durado aún la tibieza y mediocridad. La enfermedad la bancarrota que arruina, la humillación y la afrenta que cubre de vergüenza, la muerte de la persona amada, todas estas desgracias harán, en un instante, lo que no hubieran hecho todas las meditaciones, ni lo que todos los directores hubieran intentado inútilmente.

EL AMOR MUEVE LA VOLUNTAD DE DIOS A HACERNOS SUYOS

Si la aflicción que por voluntad de Dios, produce hastío de las criaturas, compromete a darse por entero al Señor, está claro que se debe agradecer lo que aflige, más que lo que nos alegra. Los demás favores suyos, comparados con la desgracia, serán pequeños. Ya en el Antiguo Testamento se consideraban las prosperidades temporales como efectos de la bondad y bendición de Dios; pero es evidente que nunca Dos nos amó tanto como cuando trastornó lo que había hecho para la prosperidad, y que si había sido liberal al conceder las riquezas, el honor, los hijos y la salud, ha sido pródigo al privar de todos esos bienes. ¡Qué méritos se consiguen con la paciencia! Se gana más para el cielo con un día de adversidad que durante varios años pasados en la alegría, por santo que sea el uso que se haga de ella. Esta es la razón por la que el profeta Habacuc cantaba abandonado en la voluntad de Dios y esperanzado:

Aunque la higuera no echa yemas

Y las viñas no tienen fruto,

Aunque el olivo olvida su aceituna

Y en los campos no hay cosechas,

Aunque se acaban las ovejas del redil,

Y no quedan ovejas en el rebaño

Yo exultaré con el Señor,

Me gloriaré en Dios, mi Salvador (Hb 3,13)

DE BEBE INOCENTE CURADO A CRIMINAL

El pequeño hijo José, se había puesto muy enfermo, tenía una fiebre incontrolable, que lo estaba quemando por dentro; su madre lo llevó a Urgencias. El médico con voz entrecortada le dice que al niño lo han dado por muerto. En ese momento su mundo se precipitó en un abismo de dolor, no dejó que el médico explicara nada. Salió de allí y fue a la capilla y le exigió a Dios que su hijo volviera a la vida, mientras que ella gritaba como loca a Cristo. Una enfermera avisó que el médico la llamaba a su consulta. Su hijo había vuelto a la vida, no podía creer lo que estaba viviendo, se había hecho un milagro. Días más tarde, era un angelito que no se había dado cuenta de lo que había sucedido, su alma no estaba contaminada, Dios lo estaba esperando en el cielo, como un hijo que vuelve a casa.

“FRAILE MOSTEN, TU LO QUISISTE, TU TE LO TEN”

Pasaron los años y el niño ya era un joven con una vida propia e independiente. El hijo por el que había luchado tanto para que viviera llevaba una vida macabra; se había convertido en un criminal, que tenía una larga lista de asesinatos sobre su conciencia. Aquella madre no pide la vida de su hijo sino su muerte, Trece años después, su hijo fue encontrado en un barranco donde depositaban la basura, muerto a tiros y comido por las aves de rapiña. Dios quería llevarse a su hijo cuando era un bebe. Dios quería salvar el alma de aquel niño. El universo entero se mueve milimétricamente, los designios de Dios ni los entendemos, ni los vamos a entender, ya que sus decisiones son más sabias que las nuestras. “Vuestros pensamientos no son mis pensamientos”.

ORACION Y AYUNO

“Esta clase de demonios sólo se lanza con oración y ayuno" (Mc 9,18). San Pablo nos exhorta: "Orad sin interrupción" (Col 4,2; 1Tes 5,17). Jesús comenzó su Pasión orando en el huerto de Getsemaní (Lc 22,41). María comenzó a ejercer de Madre de la Iglesia orando en el cenáculo con los apóstoles (Hech 1,14). Y los apóstoles decidieron con alegría: "Nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra " (Hech 6,4). Así lo testifica Orígenes: "En el edificio de la Iglesia conviene que haya un altar, y son capaces de llegar a serlo los que están dispuestos a dedicarse a la oración, para ofrecer a Dios día y noche sus intercesiones y a inmolarle las víctimas de sus suplicas. Como los apóstoles que perseveraban unánimes en la oración y oraban concordes con una misma voz y un mismo espíritu" (Homilía en la Dedicación de la Iglesia ).

NECESIDAD, CUALIDADES Y EFECTOS DE LA ORACION.

La oración es necesaria, como el agua para los árboles y las plantas, como la comida para el cuerpo, como la sangre para el organismo, como los cimientos para la casa, como el estómago para la digestión, como el oxígeno para la vida.

La oración es fuente de conocimiento. No teórico, sino sapiencial. El Niño Jesús, a quien vieron tantos, sólo fue reconocido por Simeón y Ana, y como Hijo de Dios y Mesías, sólo por San Pedro, porque no lo supo por los sentidos corporales. Así como las manzanas no hay que rimarlas, sino morderlas para saborearlas y el perfume de la rosa hay que aspirarlo y no contentarse con saber de la rosa leyendo las Enciclopedias, a Dios hay que saborearlo para saber a qué sabe (San Juan de Ávila). "En la oración se aprenden verdades" garantiza Santa Teresa de Jesús.

LA ORACIÓN ES FUENTE DE ENERGÍA.

En la vida cristiana, no podemos estar siempre gastando energías. Necesitamos reposo, sosiego, paz. Jesús le dijo a la hermana de Lázaro: "Marta, Marta, estás muy nerviosa e inquieta por muchas cosas”. Esperaba Marta la reprensión de María y oye que María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada" (Lc 10,41). Esa es la vida de la que comenta San Agustín: “ La Iglesia sabe de dos vidas: una se desenvuelve en la fe, la otra en la visión en las moradas eternas, en el premio de la contemplación, de la que ya Aristóteles había escrito que era la vida más perfecta y plena. Y sigue San Agustín: Esta vida es representa por el apóstol Juan, que se reclinó en el pecho de Cristo, para significar el tranquilo puerto de aquella vida arcana. El agricultor no pierde el tiempo cuando afila la guadaña, por lo que acierta el científico Von Braum cuando dice: "Si yo realizo el trabajo de orar caerán todas las murallas". Pero nos dice la experiencia, que este trabajo nos resulta el más difícil. Siempre se nos ocurren cosas que hacer cuando decidimos ir a orar. Porque la dificultad no sólo nos viene de la naturaleza, sino del príncipe de este mundo, que sabe que está perdido si oramos. El cura de Torcy en la novela de Bernanos, "el cura rural", le dice sabiamente al joven sacerdote lacerado: "Muchacho, sufres demasiado para lo que oras. Hay que alimentarse en proporción a nuestros dolores".

BENEDICTO XVI

Benedicto XVI, ha dado esta consigna a los sacerdotes de Malí al recibir en Castel Gandolfo a sus obispos, en su visita «ad limina apostolorum»: “Para los sacerdotes, aunque tengan ingentes desafíos misioneros, como sucede en África, la vida de oración y la vida sacramental son una auténtica prioridad pastoral, que les ayudará a responder con determinación a la llamada a la santidad recibida del Señor y a la misión de guiar a los fieles por este mismo camino. Quien reza no desperdicia su tiempo, aunque todo haga pensar en una situación de emergencia y parezca impulsar sólo a la acción. En Malí, país en un 90% musulmán, hay 71.233 habitantes por sacerdote católico.

El P. Ravignan recomendaba a un ejecutivo que se lamentaba de su stress, hacer un cuarto de hora de oración diaria. -"Pero, Padre, ¡si le estoy diciendo que no tengo tiempo!", respondía el manager.- "Es verdad, repuso el Padre, haga media hora cada día". Certeramente ha escrito Nietzsche: "Quien tiene mucho que hablar ha de guardar mucho silencio. Quien algún día ha de engendrar el rayo ha de ser largo tiempo nube".

LA ORACIÓN ES FUENTE DE ALEGRÍA.

¿Quiere, acaso Jesús que nuestro Vía crucis sea más largo y duro, de lo que lo es normalmente? -Ciertamente no. Por eso dice: "Venid los que estáis cansados y yo os aliviaré y hallaréis el descanso> (Mt 11,s), y "Mi paz os dejo, mi paz os doy" (Jn 20,19).El anhelo de la felicidad es un motor que no deja reposar a los hombres, "Nos has hecho, Señor para ti, y sólo descansaremos en Dios", en la oración. Si Moisés bajaba radiante del Sinaí era porque había permanecido largo tiempo con el Señor (Ex 34,29). Si Agustín veía radiantes en la catedral de Milán a los jóvenes salmodiando, es porque oraban. "No se puede ser cristiano sin oración", ha escrito el inmenso teólogo, que tanto había influido en Ratzinger, Urs Von Balthasar. Dios nos inspira soluciones y respuestas, nos ofrece sentimientos de consuelo, alivio, alegría, altera las circunstancias y propicia a sus hijos descanso y alegría. Nos guía por el laberinto de la vida. Leemos en el libro de los Proverbios, 3,5: “Confía en el Señor con toda el alma, no te fíes de tu propia inteligencia, en todos tus caminos piensa en él y él allanará tus sendas”. Y el Espíritu Santo por la boca del profeta Isaías: “Si os desviáis a la derecha o a la izquierda tus oídos oirán una palabra a la espalda: ese es el camino, caminad por él” (Is 30,21).

LA ORACIÓN ES FUENTE DE PAZ SOCIAL

Al mejorar la vida del pueblo todo mejora, los gobernantes y los ciudadanos, la economía y la educación, el orden social y la seguridad. El presidente del Partido Comunista francés, dijo: Cada sacerdote me ahorra una docena de gendarmes. La oración no es lo mínimo que podemos hacer por las personas, por los amigos, sino lo máximo que podemos hacer por alguien, porque renueva el corazón y mueve la mano y el corazón de Dios a favor de las personas por las que oramos. En una palabra: construye los canales desde el inmenso océano de Dios a los pequeños estanques de nuestras vidas. Si le dedicamos tiempo a él lo dedicará a nosotros, teniendo en cuenta que las oraciones no se cuentan, se pesan. “Pedir y recibiréis, llamad y se os abrirá. Buscad y encontraréis. Quien pide recibe. Quien busca, encuentra. A quien llama se le abre”.

La oración es fuente de conversión diaria. “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se hará” (Jn 15, 7), Por eso María y la Iglesia nos entregan un modo sencillo de orar: el rosario.

"DOMINGO, SIEMBRAS MUCHO Y RIEGAS POCO".

Una noche Domingo de Guzmán tiene una revelación respaldada por numerosos documentos pontificios. Estando en la capilla de su convento de Prouille, le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues no estaba logrando casi nada. Agotado de tanto predicar, le dijo la Virgen : "Domingo, siembras mucho y riegas poco". Venía ella con un rosario en su mano y le enseñó a rezarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían. Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Lo predicó, y con gran éxito pues muchos albigenses se convirtieron. Esta experiencia de María, le persuadió a orar más. El 21 de enero de 1217, el Papa Honorio III aprobó la obra de Domingo, la Orden de los Dominicos. Al haberse extendido la herejía de los cátaros y albigenses por Italia. El Papa Honorio III quiso dar una gran misión, y encomendó la dirección a Domingo. Así comenzó a propagar el rezo del Rosario.

ELECCIÓN DEL CARDENAL WOYTILA COMO PONTIFICE

El 16 de octubre de 1979 los cardenales eligen en Roma a un Papa polaco. El Kremlin tembló. Armaron el brazo de Alí Agca, y el 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima, caía Juan Pablo II en la plaza de San Pedro.

Andropov, al frente de la KGB , tiene como subalterno a Gorbachov. El 11 de mayo de 1985 Mikhail Gorbachov había sido nombrado Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética , el cargo más importante de la Unión Soviética. Hombre abierto y amante de la paz, el 1 diciembre de 1989 visitó, con su esposa Raissa, a Juan Pablo II en el Vaticano, entrevista que hubiera sido impensable seis años antes. El encuentro fue muy cordial, se fraguó una intensa amistad entre ellos, y una veneración de los dos rusos hacia el Papa y la religión cristiana. El Papa pidió libertad religiosa en la Unión Soviética , que fue concedida a la brevedad posible por Gorbachov. Además, este desmembramiento del imperio marxista se consiguió sin derramamiento de sangre. La guerra fría, con su amenaza constante de destrucción nuclear masiva, había terminado. La Virgen de Fátima había cumplido su promesa.

LA CONSAGRACION DE RUSIA A LA VIRGEN

Ha dicho Gorbachov en 1992: ”Todo lo ocurrido en Europa Oriental a lo largo de estos últimos años no hubiera sido posible sin la presencia de ese Papa, sin el papel –también político- que ha sabido representar a nivel mundial”. Juan Pablo II fue más modesto respecto al papel desempeñado por su persona: “Hay que evitar las excesivas simplificaciones, el comunismo ha caído a consecuencia de sus propios errores y abusos”, dijo a Vittorio Messori. Pero también dijo que el atentado del 13 de mayo fue necesario para hacer todo más claro y comprensible, y permitir así que Dios se hiciera oír. Y en otra ocasión dijo al periódico italiano La Stampa : “Creo que si ha habido un papel determinado es el del Cristianismo, de su contenido, de su mensaje religioso y moral, de su defensa intrínseca de la persona humana y sus derechos. Yo no he hecho más que recordar, repetir e insistir en el hecho de que ese es un principio que hay que observar”. Para todos, incluso para los observadores más perspicaces, era inexplicable la caída, en cuatro meses, del marxismo... Para todos los que ignoraban la profecía de Fátima, en cambio dijo el cardenal de Cracovia, Mons. Marchaski: "para nosotros no era inexplicable. Hace años que venimos orando". Después, caería el Muro de Berlín, y terminaría la máscara histórica que duró setenta años y sembró la tierra de muertos y de mentiras en todos los sectores de las sociedades y de las naciones. No escapó España, donde se cebó cruelmente, y llenó los altares de mártires. La Archidiócesis de Valencia, ha ofrendado a la humanidad 226 Beatos Mártires, cuya fiesta se celebra el día 22 de septiembre y está a punto de ver la beatificación de otros 450 en octubre.

ORACIÓN TRANSFORMATIVA

Ese hombre que vemos tan feble en Job y, que la experiencia nos comprueba, es un ser llamado a ser divinizado, a convertirse en Dios... Ahora nos preguntamos si esa transformación se ha de operar espontáneamente o de una manera mágica. No hay espontaneidad ni arte de magia. Se logra esta transformación por un proceso que es normal en todo cambio de forma en los seres: Pérdida de la primera y adquisición de la segunda, o nueva. Perder la primera forma es morir a la misma. No se puede conseguir, pues, esta evolución sino mediante una muerte, en la participación de la Pascua.

Es necesario que el Cristo padezca y muera para llegar a la gloria: Por eso Cristo, en signo de esta muerte, curaba a los enfermos y expulsaba demonios. Dejaba el alma en vacío de su anterior ser: era conducida por el espíritu del demonio y ahora era cogida de la mano y levantada por el Señor. Jesús curó la enfermedad. La enfermedad deja paso a la salud, forma nueva: El mal espíritu da lugar al buen espíritu. y esto se obra en virtud de una alquimia conocida por el nombre de oración: «Se levantó por la mañana, se marchó al descampado y allí se puso a orar» (Mc 1). “Porque esta clase de demonios se lanza sólo con oración y ayuno” (Mt 17,21; Mc 9,29).

Y como su misión era ésa: lograr que los hombres se hiciesen dioses y la solución estaba en la oración, se fue a predicar para enseñar a orar: “Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí que para eso he venido” (Mc 1, 29). Y sigue predicando en Pablo, que, con el espíritu de Cristo “se hace todo a todos para ganar, sea como sea, a algunos” (1 Co 9,22). Y no predica por su propia voluntad o siguiendo sus aficiones sino porque le empuja la caridad de Cristo. Lo hace por el Evangelio que tiene que hacer llegar a todos y para eso él lo medita, lo contempla, porque quiere también que en él se logre la transformación que cambie su corazón en el de Cristo. Cor Pauli, cor Christi, según sentencia de San Juan Crisóstomo.

La oración será la celdilla donde se obra el cambio de forma; de humana en divina, donde el gusano de seda pasará a ser graciosa mariposilla (Santa Teresa. 5 Moradas, 2, 2-3). Si queremos vivir según el espíritu es necesario que entremos en este estudio, donde se va trasvasando la luz de Dios, hecha añicos la tiniebla que nos oscurecía.

ORACIÓN, TALLER. ORACIÓN, ALQUIMIA CELESTE.

Oración, capucho del gusano donde aparentemente muere para cobrar una forma más bella y espiritual.

Oración sauna donde se eliminan las toxinas que envenenan la sangre.

Oración, fuego donde el madero verde pierde la humedad y se dispone para ser embestido por el fuego de Dios.

Debemos seguir con Pablo enseñando a los hombres el medio de ser transformados en Dios, y esto mediante la predicación y la muerte, quizás algunos nos oigan y se aprovechen.

Si no moramos el tiempo debido en el alcabor de la oración no perderemos nuestra forma humana viciada, no adquiriremos la espiritual forma de los llamados a ser hijos de Dios. Porque se logra en ella la metanoia, que es la muerte del hombre viejo, condición sine qua non para que nazca el hombre nuevo a imagen de Jesucristo.

Esa manera nueva de vivir, de sí no comporta ninguna manifestación en el hombre de un modo corporal o visible. Cambia únicamente el espíritu que anima al hombre pero le deja en su misma actividad. Pedro seguirá siendo pescador, pero de hombres. Ejerciendo la misma actividad, cambia el objeto de la misma y el fin que se propone y los motivos por los que la ejerce. Sólo cuando la actividad es contraria al Espíritu quedará neutralizada. Entretanto esta vida está escondida con Cristo en Dios (Col 3, 3).

Es así como el hombre dejará de ser ese desgraciado que dice Job y pasará a ser el hombre nuevo, tras la metamorfosis que Dios operó en él por virtud de su contacto por el amor, «hasta su manifestación en la gloria donde ya seré visto como soy y le veremos no como en un espejo sino cara a cara y tal cual es» (1 Co 13,12).

TODOS CONTEMPLATIVOS

En el año Centenario del nacimiento de santa Teresa del Niño Jesús, 1973, el Papa Pablo VI decía en su carta «Santa Teresa del Niño Jesús y las necesidades de nuestro tiempo», dirigida al Obispo de Bayeux y Lisieux, “En nuestra época la intimidad con Dios sigue siendo un objetivo principal pero difícil. En efecto se ha lanzado la sospecha sobre Dios; se ha calificado de alineación toda búsqueda de Dios por sí mismo; un mundo ampliamente secularizado tiende a separar de su fuente y de su finalidad divinas la existencia y la acción de los hombres. y por tanto, la necesidad de una oración contemplativa desinteresada, gratuita, se deja sentir cada vez más.

El mismo apostolado, a todos sus niveles, debe echar sus raíces en la oración, alcanzar el corazón de Cristo, bajo pena de disolverse en una actividad que no conservaría de evangélica otra cosa que el nombre.

Frente a esta situación, Teresa, sigue siendo, ante todo, aquella que ha creído apasionadamente en el amor de Dios, que ha vivido bajo su mirada los menores detalles cotidianos, marchando en su presencia; que ha hecho de toda su vida un coloquio con el Ser querido, y que ha encontrado en Él, no solamente una aventura espiritual extraordinaria, sino el lugar en que alcanzaba los horizontes más amplios y participaba íntimamente de las preocupaciones y necesidades misioneras de la Iglesia. Todos los que actualmente están buscando lo esencial, que presienten la dimensión interior de la persona humana, que buscan el soplo capaz de suscitar una verdadera oración y de dar un valor teologal a toda su vida son invitados por Nos a ser contemplativos o apóstoles, a volverse hacia la carmelita de Lisieux. Ella constituye una guía incomparable por los caminos de la oración.

DESPISTE

¡Qué lejos de la realidad estaba aquella hermana que en las horas de agonía de santa Teresa del Niño Jesús dijo que la Priora chocaría con la dificultad de no saber qué decir porque bien poca cosa había hecho aquella religiosa!…

Así sucedió. Le aplicaban botones de fuego en el costado. Un día que por esta causa había sufrido extraordinariamente, y mientras descansaba en la recreación, oyó decir en la cocina: No tardará en morir la hermana Teresa del Niño Jesús; ya la verdad no sé lo que Nuestra Madre podrá decir de ella después de su muerte. Se hallará en un verdadero apuro, pues esta hermanita, con todo lo amable que es, no ha hecho, ciertamente, nada que valga la pena de ser referido.

Y es el mismo Pontífice el que invita a todos a ser contemplativos y a volverse hacia la Carmelita de Lisieux, seguro de que no cesará de realizar sobre la tierra todo el bien que prometió como predijo la Santa antes de morir: «Presiento que mi misión va a empezar, la misión de hacer amar a Dios como yo le amo… la de enseñar mi caminito a las almas pequeñas. Quiero pasar mi cielo haciendo bien en la tierra» («Historia de un alma», Casulleras, Barcelona, cap, XII, pág. 248) «Después de mi muerte haré caer una lluvia de rosas» (Ibid, pág, 247)

ORACIÓN SENCILLA DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS

Dice el Papa Pablo VI, en el documento citado que el Centenario del nacimiento de Teresa se presenta como una luz providencial. y augura el Papa: ¡Que su proximidad a Dios y la sencillez de su oración arrastren los corazones a buscar lo esencial! ¡Que su esperanza abra el camino a los que dudan de Dios o sufren sus limitaciones!

¡Que el realismo de su amor eleve nuestras tareas cotidianas y transfigure nuestras relaciones en un clima de confianza en la Iglesia ! Y desde lo alto del cielo, no lo dudemos, santa Teresa del Niño Jesús a lo largo de este año jubilar, no dejará de realizar sobre la tierra todo el bien que prometió.

Escribir de la oración de santa Teresa del Niño Jesús es una cuestión difícil. ¿Qué podemos decir nosotros de su oración? ¿Qué podemos saber de la vida de intimidad de dos enamorados? Eso queda para ellos. “Las mejores páginas de mi vida no se leerán en la tierra”, y éstas son las mejores páginas de su vida. No las podemos leer. Los requiebros, la fuerza, el vigor que le llegó a Teresa a través de su oración, quedan para el Esposo y la esposa.

ENTREGA DE TERESITA AL AMOR

Sí sabemos positivamente que su oración es sencilla; “para mí la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio de la tribulación como en medio de la alegría. En fin es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y une con Jesús”. («Manuscritos autobiográficos», Setien, cap. 10, 17, Burgos, 1963, pág. 351). Tiene razón San Isidoro cuando asegura que la oración es propiedad del corazón, no de los labios, que Dios no atiende las palabras del que ruega sino que mira su corazón. En ella no ha habido nada extraordinario, salvo raras excepciones. Una de ellas acaeció el viernes siguiente de su ofrecimiento de víctima, el domingo 9 de junio, fiesta de la Santísima Trinidad hallándose en el coro. Nos lo refiere ella:

“Este año, el 9 de junio, fiesta de la Santísima Trinidad , recibí la gracia de comprender más que nunca cuánto desea Jesús ser amado. Pensaba en las almas que se ofrecen como víctimas a la Justicia de Dios a fin de desviar y atraer sobre sí los castigos reservados a los culpables. ”Esta ofrenda me parecía grande y generosa, pero me sentí muy lejos de ser llamada a realizarla en mí. ¡Oh, Dios mío! -exclamé desde el fondo de mi corazón- ¿sólo vuestra Justicia recibirá almas que se inmolen como víctimas? ¿No tiene también vuestro Amor Misericordioso necesidad de ellas? En todas las partes es desconocido o rechazado, los corazones a los que deseáis prodigárselo se vuelven con miserable afección hacia las criaturas pidiéndoles la felicidad, en lugar de arrojarse en vuestros brazos y aceptar vuestro amor infinito.

“¡Oh, Dios mío! ¿Deberá vuestro amor despreciado quedarse solitario en vuestro corazón? Estoy convencida de que si encontraseis almas que se ofreciesen como víctimas de holocausto a vuestro amor, las consumiríais dicho. so de no veros obligado a reprimir las oleadas de infinita ternura que hay en Vos.

Si a vuestra Justicia -que sólo se extiende a la tierra- le gusta descargarse ¿cuánto más deseará vuestro amor Misericordioso abrasar a las almas, puesto que vuestra Misericordia se eleva hasta los cielos? ¡Oh, Jesús mío! ¡Que sea yo esa víctima feliz!, consumid vuestro holocausto con el fuego de vuestro divino amor.

Madre mía querida: Vos que me permitisteis ofrecerme de este modo a Dios, conocéis los ríos, o mejor los océanos de gracia que han inundado mi alma. ...¡Ah! desde aquel día feliz, siento que el amor me penetra y me rodea. Me parece que ese amor misericordioso renueva y purifica a cada instante mi alma, no dejando en ella traza de pecado» (Ibid. 8, 23, pág, 258-259).

Algunos días después de mi Ofrenda al Amor Misericordioso, al empezar en el coro el Vía-Crucis, me sentí herida de repente por un dardo de fuego tan abrasador , que creí morir. No sé cómo explicarlo. Era como si una mano invisible me hubiese hundido enteramente en el fuego. ¡Oh, qué fuego y qué dulzura al mismo tiempo!» (Ibid. Apéndice II, 6, pág, 406-407)

Hablar de la naturaleza de su oración tiene corto campo. Lo más que podemos decir es la frase del Papa: «La sencillez de su oración».

SU ORACIÓN ES CONTINUA.

Una cosa es el acto de oración y otra el hábito. Ella tiene un espíritu de oración al cual le ha llevado su oración diaria. Se duerme durante la misa, o no le den suficiente tiempo para dar gracias después de la comunión, pero se pasa el día con Dios, en su dulce intimidad.

Sufrirá sequedades y aridez frecuentemente... no olvidemos que ella abre un camino que han de seguir las almas pequeñitas. y las almas pequeñitas no tienen cosas extraordinarias. Una cosa sencilla pero que le costaba: Una hermana tenía la gracia de desagradarle en todo, pero por la fuerza de la oración, dice que cada vez que la encontraba le dirigía la sonrisa más graciosa. Aquella hermana creyó que le caía muy bien, como el burro cargado reliquias, que veía a todos arrodillarse a su paso, creyéndose importante y poniéndose estupendo, y le preguntó: “Hermana Teresita, que le atrae tanto de mí que siempre que me ve, me demuestra tanto afecto?” - Lo que veía en fondo de su alma era a Jesús escondido en aquella persona que me caí tan mal por naturaleza. Era caridad, delicadeza y paciencia de no manifestar a la hermana desagradable la repugnancia que naturalmente le provocaba, que sin oración no se habría dado.

Coge el Evangelio, lee unas palabras y las escucha en su corazón. Los libros la dejan seca. «He aquí mi oración. Pido a Jesús que me atraiga a las llamas de su amor, que me una tan estrechamente a sí que sea Él quien viva en mí. Creo que cuanto más me abrase el corazón el fuego del amor, con tanto mayor fuerza diré: " Atráeme". Y cuanto más se acerquen las almas a mí -pobre trocito de hierro inútil si se aleja del brasero divino -, con tanta mayor ligereza correrán estas almas al olor de los perfumes de su Amado» (Ibid. 10, 40, pág. 377).

El apostolado de Teresa arranca de su oración. “Todos los santos lo entendieron así, y más particularmente los que llenaron el universo con la luz de la doctrina evangélica. ¿No fue acaso, en la oración, donde san Pablo, san Agustín, san Juan de la Cruz , santo Tomás, san Francisco, santo Domingo y tantos otros ilustres amigos de Dios aprendieron la ciencia divina que causa admiración a los más grandes genios?

Un sabio dijo: dadme una palanca, un punto de apoyo y levantaré el mundo. Lo que Arquímedes no pudo lograr, lo lograron los santos en toda su plenitud. El Todopoderoso se les dio a sí mismo por único punto de apoyo. Y por palanca la oración, que enciende en fuego de amor los corazones. Así lo siguen levantando los santos que aún militan en la tierra, y así lo levantarán hasta el fin del mundo los santos que vengan (Ibid. 10, 41, pág. 378-379).

Creo que si hemos podido decir poco de su oración queda claro con estas palabras el concepto que de ella tiene. Para ella, formada en la escuela de Santa Teresa la Grande , la oración en un diálogo afectuoso como de dos amigos. Contra lo que hoy se cree, Dios no está tan lejano y ajeno a nuestros problemas como se piensa y por tanto que no es posible hablar con él, sobre todo, si no se lleva una vida de religiosidad. Se cree muchas veces la gente que es indigna de hablar con él o que no le interesan sus problemas ni tienen importancia para él y que está muy ocupado para atenderlos. O se ven indignos o imperfectos o culpables. Tienen que saber que él nos ve con ojos muy especiales y distintos de los nuestros, pues él si quiere tener relación personal con cada uno de los hombres y quiere formar parte de nuestros trabajos e intereses y facilitarnos los problemas de cada día dando sentido a nuestras vivencias y disfrutando de ellas a nuestro lado. Quiere realizar nuestra existencia y añadir una nueva y real dimensión a lo que hacemos por medio de su amorosa presencia y colaboración. Desea ayudarnos a solucionar nuestros problemas. Quiere consolarnos, aliviarnos: Nos ha dicho: “Venid a mí todos los que estáis cansados y fatigados que yo os aliviaré”.

Es bien seguro que si en todas las comunidades eclesiales lográsemos que cada alma elevase al cielo diariamente una oración por pequeña que fuese, dijo Pío XII, brotarían pronto flores y frutos, veríamos pronto la luz de la primavera.

LA SEQUEDAD EN LA ORACIÓN

En medio de la sencillez tiene también su entrada la sequedad y la aridez. Pero, hemos de estar prevenidos ante ella. Hay que huir de dejar la oración por sequedad. Al que busca a Dios en la oración lo mismo le importa la sequedad que el fervor. ¿Qué más da? Estoy ante -El. De rodillas o sentado. Y no siento nada. ¿Es mala mi oración por eso?

Voy a analizar. He venido aquí. Mi voluntad ha arrastrado el cuerpo. Eso es lo que vale. Éste es el obsequio que le hago a Dios con tal de que mantenga después el esfuerzo de estar en su presencia con todo mi ser y no sólo con mi cuerpo, ausente la mente. El sentimiento no añade nada porque no cae bajo la voluntad, que es la única que tiene derecho al mérito.

Mi ser ante Dios, sienta o no sienta, pues no es eso lo que interesa. Lo que me interesa es que a Él le gusta y yo hago lo que a Él le agrada, prescindiendo de mi gusto. Le hago compañía. Monto la guardia ante Él. Él es lo suficientemente grande como para que me queme ante Él.

He venido a estar con Él. Si Él me convida me quedaré a comer. Si no lo hace me quedaré en ayunas. Si me da de comer dulces y turrón y una copita de licor, lo aceptaré y diré gracias, te lo agradezco, pero yo no he venido por el turrón, he venido por Ti.

Si me da acelgas o nabos hervidos, me los comeré con paciencia y ¡no se acaban! ¡pero qué pastosos!... ¡cuidado con tirar el bocado! ¡Lo tragaré todo! Y ni iré a la oración por el turrón ni dejaré de ir por los nabos ni porque no me da ya turrón. ¡Vamos, que eso no es delicado! Que vayamos a que nos conviden y dejemos de ir porque ya no nos convidan...

Hemos de ir porque es nuestro deber y porque le amamos. Nuestra oración ha de ser tan desprendida como las tres primeras peticiones del Padrenuestro. Y, a lo mejor, nos sucede como en Caná, que primero sirvieron el vino malo y después va Él y nos regala el bueno, cuando ya no lo esperábamos y todo junto. Aunque la comparación no es exacta por cuanto la sequedad no es vino malo, sino para entender que el regalo puede venir a la postre.