La Preciosísima Sangre

Autor: Padre Jesús Martí Ballester

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Desde tiempo inmemorial existe en Valencia la devoción a la Preciosa Sangre de Cristo, a la que se le han dedicado cofradías y parroquias en la diócesis con ese título. La devoción fervorosa que el Arzobispo de Valencia, San Juan de Ribera, profesaba a la Santa Eucaristía. Era muy conocida. Dedicó al Corpus Christi, el Colegio Seminario con su templo. Protegió y atrajo a su diócesis a las Ordenes que pudo y reconocidas por su buen espíritu. Una larga lista de ellas prueba esta afirmación y tomó parte intensa, con su altitud de miras pastorales, en la reforma de las Órdenes religiosas.

Y aquí es donde se enmarca su devoción a la Sangre de Cristo. Existía una rama franciscana capuchina en Italia, cuyo General era San Lorenzo de Brindis. El Beato Nicolás Factor, valenciano y gran amigo del Patriarca, le había hablado con gran encarecimiento, y deseó intensamente traerlos a su Diócesis de Valencia creando una provincia para ellos: la provincia capuchina de la Sangre de Cristo. El Beato Nicolás Factor, su amigo, había profesado como capuchino en Barcelona, y le había hablado de la profunda reforma de la Orden. Escribió al General y les prometió casa y protección. Vencidas graves dificultades y ya establecidos, les visitaba y comía con ellos muy asiduamente y trató con el General San Lorenzo de Brindis, dotado del mismo carisma eucarístico de San Juan de Ribera. La celebración de la misa de uno y de otro era excepcional e impresionante. Existen retratos de San Juan de Ribera elevado medio metro sobre el suelo en la elevación.

Dejó mandado en las Constituciones de su capilla que en la procesión del Corpus participasen los religiosos de la Provincia Capuchina de la Sangre de Cristo. Y hasta hoy. San Juan de Ribera, Arzobispo, Virrey y Capitán General de Valencia, complementó su devoción eucarística erigiendo el Colegio Seminario Capilla del Corpus Christi, e instituyendo y protegiendo la Provincia Capuchina de la Sangre de Cristo.

BENDITA SEA SU PRECIOSÍSIMA SANGRE

En el año 1960 dispuso Juan XXIII introducir en las letanías de la Bendición eucarística la alabanza: Bendita sea su Preciosísima Sangre. La extraordinaria importancia de la Sangre salvadora ha hecho que su memoria tenga un lugar central y esencial en la celebración del misterio del culto: ante todo en el centro mismo de la asamblea eucarística, en la que la Iglesia eleva a Dios Padre, en acción de gracias, el "cáliz de la bendición" (1 Cor 10,16) y lo ofrece a los fieles como sacramento de verdadera y real "comunión con la sangre de Cristo" (1 Cor 10,16), y también en el curso del Año Litúrgico. La Iglesia conmemora el misterio de la Sangre, no sólo en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Señor, en el jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad), sino también en otras muchas celebraciones, de manera que la memoria cultual de la Sangre que nos ha rescatado (1 Pe 1,18) está presente durante todo el Año, así en el Tiempo de Navidad, en las Vísperas, la Iglesia, dirigiéndose a Cristo canta: "Nos quoque, qui sancto tuo/ redempti sumus sanguine,/ ob diem natalis tui/ hymnum novum concinimus": “Nosotros los redimidos por tu sangre, en el día de tu nacimiento te cantamos un himno nuevo”. Y en el Triduo pascual, el valor y la eficacia redentora de la Sangre de Cristo son conmemorados y adorados constantemente.

En Valencia, que se solemniza litúrgicamente este atributo del Señor, no había ninguna parroquia bajo ese titular. Cuando yo fui nombrado párroco de la capital lo fui de San Juan de Dios, en la zona que ya existía un Hospital regentado por los hermanos de San Juan de Dios. Le expuse al Arzobispo D. Marcelino Olaechea la confusión que se originaría con dos instituciones bajo el mismo titular y lo comprendió y me dio a elegir el nuevo título para mi parroquia y lo aceptó de inmediato: La Preciosísima Sangre, momento que reproduce la imagen, con otras decisiones trascendentales..  

El Viernes Santo, durante la adoración de la Cruz, resuena el canto: "Mite corpus perforatur, sanguis unde profluit;/ terra, pontus, astra, mundus quo lavantur flumine!"; “Traspasado el cuerpo manso, de donde brotó la sangre que lavaron la tierra, el mar y los astros”. .En algunos lugares y Calendarios, la fiesta de la Preciosísima Sangre de Cristo se celebra el 1 de Julio, pues: en ella se recuerdan los títulos del Redentor, afirma el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia.