Un hecho que ayuda a superar el pasado

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

A primeros de año saltó la noticia, pocas horas antes de su toma de posesión del arzobispo de Varsovia, presentó su dimisión, a el Papa, Benedicto XVI, no le tembló el pulso al aceptar de inmediato la renuncia. ¿El motivo? la colaboración de monseñor Wielgus con el régimen comunista de Polonia. Es muy difícil borrar el rastro de miseria moral que dejan tras de sí los regímenes totalitarios. Tardarán mucho tiempo en hacerlo las sociedades afectadas en la Europa oriental por un sistema injusto, sostenido por la fuerza militar de una potencia extranjera. De la resistencia y la dignidad de la inmensa mayoría de los católicos polacos es buena prueba la vida y la obra de Juan Pablo II, un pontífice excepcional marcado por la terrible experiencia de su país natal. Las secuelas del totalitarismo alcanzan ahora a la propia Iglesia, elemento nuclear en la tradición y en la realidad social de una nación que ha sufrido mucho a lo largo de su agitada historia. De ahí que la reacción de Benedicto XVI fuera una medida imprescindible para pasar la página de unos acontecimientos que por fortuna pertenecen al pasado. Miembro de la UE en pleno desarrollo político y socioeconómico, Polonia no merece que su proyecto de futuro para una sociedad de creciente influencia en Europa se vea alterado por una polémica fuera de lugar. Lástima que no todos entiende sobre la importancia de borrar un polémico pasado.