Una sociedad vieja

Autor: Jesús Domingo Martínez 

 

Son tiempos difíciles en Europa, no sólo por la falta de valores y por haber perdido el norte, estos días los mercados nos están dando palo día sí día también, el propio euro está en peligro. Por lo tanto, más que incertidumbre, hay pánico ante el futuro. Sobre todo entre los jóvenes, cuya convicción es que su generación será más pobre que la de sus padres. No tienen seguridad en el trabajo y sospechan que difícilmente podrán disfrutar de una pensión, porque los europeos, simplemente, han dejado de tener hijos. El problema desborda el ámbito económico. Los jóvenes se sienten desarmados. Sucumben a la apatía, a la desesperanza. Valoran mucho la familia, pero según muestra una investigación en Italia, consideran que, para ser familia, basta con que dos adultos vivan bajo el mismo techo. Se les ha enseñado que todo es relativo y carecen ahora de certezas en las que apoyarse, hasta caer en la esquizofrenia de desear un modelo de familia, el de toda la vida, al tiempo que lo consideran anticuado o impracticable. Es propio de una sociedad vieja