Salvar la sexualidad

Autor: Jesús Domingo Martínez 

 

En una de las respuestas del libro “La luz del mundo”, del periodista Peter Seewald, el Papa se refiere a la sexualidad y al uso del preservativo en la lucha contra el SIDA. Afirma que concentrarse sólo en el preservativo banaliza la sexualidad. “Muchas personas –asegura Benedicto XVI- ya no ven en la sexualidad la expresión de su amor, sino sólo una especie de droga, que se suministran por su cuenta”. Es provocativo este enfoque que subraya la posibilidad de que el sexo sea una adicción solitaria y no la expresión de una donación amorosa.

En este contexto es en el que el Papa ha afirmado que “puede haber casos justificados singulares (para el uso del preservativo), por ejemplo en el contexto de la prostitución, y éste puede ser el primer paso para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido”. No significa esto, como dijo en su viaje a África, que la lucha contra el Sida pueda apoyarse prioritariamente sobre el condón. El Papa da carta de naturaleza a algo que la Iglesia venía ya afirmando. La mejor estrategia contra el SIDA es la que se conoce en terminología médica con las siglas ABC. En primer lugar abstinencia y en segundo lugar fidelidad, lo que requiere toda una labor educativa. Y en los supuestos en los que no hay ni abstención ni fidelidad, el preservativo. Es una estrategia basada en el cambio de la persona, que ha dado resultados en países como Uganda. Por el contrario fomentar el uso prioritario y exclusivo de preservativos ha aumentado en muchos casos la promiscuidad, haciendo fracasar la lucha contra la pandemia.