Pocas siguen a la de Nazaret y la sociedad se resiente.
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Hoy, desgraciadamente, vemos que muchos matrimonios se rompen, según los últimos datos, desde que se aprobó la “Ley del Divorcio Express”  aproximadamente cada 4 minutos se rompe uno. Causas diversas, pero el matrimonio, al menos el matrimonio cristiano, no saldrá adelante si no hay vida de oración, si no curamos las heridas en el sacramento de la penitencia y nos fortalecemos en la misa y en la comunión. Ya sé que algunos se sonríen y hasta se ríen de estas cosas. Sólo diré lo que decía aquel sabio profesor a un colega suyo más brillante pero menos inteligente: “Oiga, las dificultades se resuelven con razones, no con sonrisas”. 

En la fiesta de la Sagrada Familia la Iglesia celebra a una familia humilde y sin excesivas comodidades pero profundamente creyente y rezadora, algunos con cierto sarcasmo se ríen de ella y la ridiculizan por escrito. No obstante en esa familia brillaron todas las virtudes domésticas de una familia santa: el trabajo, la paz, la convivencia, el amor, la limosna, la oración, el sacrificio, la transmisión de las virtudes al hijo de Dios hecho hombre, y un largo etcétera. Hoy, desgraciadamente, pocas familias siguen a la de Nazaret y la sociedad se resiente.