¿Qué Navidad vivimos?

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

En la festividad de la Navidad lo que se conmemora es el nacimiento de quien sería el fundador de una creencia religiosa fundamentada en la naturaleza divina del mismo, y que con el nombre de cristianismo está asentada prácticamente en todo el denominado occidente cristiano y siendo el 25 de diciembre fiesta oficial en todos los países de la Unión Europea, en Estados Unidos y en Iberoamérica, y desde sus orígenes ha sido fiesta de alegría y celebraciones de carácter lúdico perfectamente compatibles con el sentido religioso.

Desde hace unos años se viene perdiendo el sentido y significado religioso y acentuando lo comercial y gastronómico, de forma que estos días se han convertido en ajetreo de ir y venir de compras y en una acumulación de comidas de empresas, amistades y familiares, producto todo ello de una deriva imparable hacia un consumismo desaforado, un desmedido amor a lo material y corporal y una progresiva pérdida de las referencias de los valores morales y religiosos.

Paralelamente también se observa como las iluminaciones de las ciudades cada vez contienen menos símbolos de referencia navideña y se han convertido en asépticas, que lo mismo valdrían para los carnavales o para una feria de muestras, y cada vez se ven menos belenes en las casas, portales y plazas y más árboles navideños, y cada vez suenan menos los populares, tradicionales y bellísimos villancicos. A todo lo anterior hay que añadir que una equivocada interpretación del principio de separación entre Iglesia y estado, que es inobjetable como principio político, está llevando a un laicismo injustificado con retirada de símbolos en dependencias públicas e incluso el desmantelamiento de belenes en escuelas. Todo por la estúpida proclama de que no hay que ofender a las demás creencias y lo que consigue
es ofender a las nuestras arraigadas desde hace siglos. Sería bueno volver a tener en cuenta los orígenes y el verdadero significado de estas fiestas.