Como recuerdo a Lourdes
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Ahora ha hecho un año que pude asistir a la Jornada que el papa tuvo en Lourdes el septiembre del 2008. En aquel viaje el Papa calificó como “una luz en la oscuridad de nuestro ir a tientas hacia Dios”. “Ante la gruta de Massabielle –explicó- he rezado por la Iglesia, he orado por Francia y el mundo, he seguido las cuatro etapas del camino del Jubileo y también he rezado con y por los enfermos. Dios no los olvida y tampoco la Iglesia”.

“Que en Francia reine la armonía y el progreso humano, y que su Iglesia sea levadura en la masa para indicar con sabiduría y sin temor, de acuerdo a la misión que le compete, quién es Dios”, concluyó el Papa expresando su deseo de regresar a esta tierra.
Al mismo tiempo, añadió que cuando la palabra no sabe ya encontrar vocablos adecuados ante la enfermedad es necesaria una presencia amorosa y buscamos no sólo la cercanía de los parientes y amigos, sino la de los más íntimos por el vínculo de la fe. Por ello, recordó a los numerosos presentes, que Cristo y María son “más que nadie capaces de entendernos y apreciar la dureza de la lucha contra el mal y el sufrimiento".

"Quisiera decir humildemente a los que sufren y a los que luchan y están tentados a dar la espalda a la vida que vuelvan la mirada a María. En su sonrisa maternal está escondida la fuerza para continuar la lucha contra la enfermedad y a favor de la vida” aseveró el Papa. Igualmente, recordó que junto a María “se encuentra la gracia de aceptar sin miedo ni amargura el dejar este mundo, a la hora que Dios quiera". A mí, sinceramente, estas palabras, algunas oídas de viva voz, me llenan de satisfación en algunos momentos y de consuelo en otros y, como que espero les puedan servir a otros, le ruego su publicación.