La Iglesia no pretende poder temporal, pero…
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Y si bien es verdad que la Iglesia no pretende poder temporal alguno, ni puede imponer su fe en Cristo como Hijo de Dios (la fe se propone, no se impone, dijo en España a ,los jóvenes Juan Pablo II), del mismo modo no podría admitir, sin alzar su voz, que sea el Estado el que determine la forma de pensar de los ciudadanos y, en definitiva, de definir el bien y el mal. Es obvio que existe una pugna, que se remonta al comienzo de los tiempos: la verdad contra el engaño. Y también lo es que la Iglesia tendrá siempre que proteger a sus fieles contra los ataques del laicismo beligerante y dejar bien claros sus criterios a propósito de leyes nefandas como la que ahora proyecta Zapatero para declarar libre el aborto ¡y el suicidio asistido!, la trivialización de la sexualidad con venta sin receta a niñas de la píldora poscoital,... Otra cosa es que una parte de la sociedad las acepte y que, incluso, considere el relativismo como un instrumento de progreso y liberación, por mucho que se equivoque y se deje seducir por el mensaje "progresista"...