El valor de la libertad y de la responsabilidad

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

"En un mundo sin verdad, la libertad pierde su fundamento", afirmaba Benedicto XVI en el discurso pronunciado en la primera jornada de la estancia oficial en Estados Unidos, discurso que estaba estructurado, fundamentalmente, en torno al concepto de la libertad "que no es sólo un don, sino también una llamada a la responsabilidad personal". Y de hecho casi todas las ciudades de aquel país tienen monumentos en honor a cuantos han sacrificado su vida en defensa de la libertad.

Y es que la libertad lleva a la virtud, la autodisciplina, el sacrificio y la responsabilidad. La defensa de la libertad –decía el Papa- es una llamada a cultivar la virtud, la autodisciplina, el sacrificio por el bien común y un sentido de responsabilidad ante los menos afortunados. Además, exige el valor de empeñarse en la vida civil, llevando las propias creencias religiosas y los valores más profundos a un debate público razonable. En una palabra, la libertad es siempre nueva. Se trata de un desafío que se plantea a cada generación, y ha de ser ganado constantemente en favor de la causa del bien. En este contexto, recordando a Juan Pablo II, quien reflexionando sobre "la victoria espiritual de la libertad sobre el totalitarismo en su Polonia nativa y en Europa oriental, nos recordó que la historia demuestra en muchas ocasiones que 'en un mundo sin verdad la libertad pierde su fundamento' y que una democracia sin valores puede perder su propia alma" (cf. Centesimus annus, 46).