Con un mínimo de humanidad y vergüenza

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Parecía increíble que alguien, tras la salida a la luz de las trituradoras de fetos del doctor Morín y de las prácticas eutanásicas del doctor Montes, con un mínimo de humanidad y vergüenza, se atreviera a poner sobre la mesa el debate. Pero la realidad supera lo imaginable. Abortar a mansalva, sin más impedimento que la fijación de un plazo arbitrario de gestación lo llaman "reforma vanguardista"; a la impunidad del delincuente la bautizan con el nombre de "garantizar la seguridad jurídica"; a un delito tipificado lo denominan cínicamente "derecho a decidir"; a la pretensión de dar muerte, a petición suya, a personas gravemente enfermas, o también a aquellas que ya no sean capaces de expresar ese deseo mediante una clara manifestación de su voluntad "evitar el dolor", "nosotros no queremos que la gente sufra"; al retirar los símbolos religiosos de los lugares públicos "progresar en la laicidad" (sabiendo que eso no es laicidad sino laicismo). Estos son los temas, que tras el Congreso del Partido Socialista, según ellos, realmente preocupan a la sociedad española. Las encuestas de CIS y los medios internacionales dicen otra cosa pero "no hay peor sordo que el que no quiere oír".