"La familia en la encrucijada"

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Por defender el concepto de familia, el de siempre, la Iglesia católica está sufriendo feroces ataques por parte de quienes, por egoísmo personal, por seguir la corriente o por que cualquier motivo es bueno para atacar a la Iglesia, parece mentira que ahora sea necesario clarificar los términos matrimonio y familia, cosa que nunca en la historia de la civilización en general y del derecho y de la cultura jurídica en particular se hizo necesario aclarar el significado de la palabra matrimonio, ya que siempre y en todas partes designaba la unión estable del hombre y de la mujer en orden a la pro-creación y a la vida en común, y la familia esa realidad humana que nace del amor del hombre y la mujer, fecundo cuando nacen los hijos, y que forman una realidad más íntima, más viva, más jugosa, de la cual nace la primera unidad de comunicación, de convivencia, también de sociedad, que el hombre puede imaginar.

Y es que las variaciones en torno a ese núcleo esencial del matrimonio podrían referirse, tanto en las costumbres como en el derecho, a aspectos muy variados relacionados con la singularidad o pluralidad de las personas vinculadas por el matrimonio, con la naturaleza de su estabilidad –disolubilidad o indisolubilidad–, con la patria-potestad sobre los hijos, con el papel de la religión y del Estado en la concepción y en la regulación jurídica del matrimonio; pero nunca se llegó a cuestionar los sujetos del vínculo matrimonial: el varón y la mujer. Nunca en la historia de la civilización fue necesario aclarar el significado de la palabra matrimonio. ¿No es conmovedor los matrimonios mayores? Cuando van de la mano el abuelo y la abuela es una maravilla. Una maravilla de amor y de historia preciosa que está detrás. Y es que si eso se aprecia como se debe, esa vivencia y experiencia trae a la luz de la experiencia personal y social el valor que significa el darse mutuamente para toda la vida de una forma tan cercana y entregada.