El aborto, un fracaso colectivo

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Los datos sobre el aborto en el año 2007 dados a conocer por el Ministerio de Sanidad son muy preocupantes. En este delicado terreno, España también va a peor. Hay más mujeres que abortan, lo hacen a más temprana edad y acuden masivamente a clínicas privadas. Las cifras son elocuentes por sí solas: el número de abortos superó los 112.000, lo que supone más de un 10% más respecto al año anterior, y se ha duplicado en la última década. En cuanto a la edad, aumenta casi el doble (de 5,7% en 1998 a 13,79%) el porcentaje de mujeres menores de 19 años que interrumpen su embarazo; y crece de manera espectacular la tasa de abortos de mujeres menores de 29 años: el 50% del total, cuando hace diez años sólo era el 22,9%. No es ninguna novedad que el motivo aducido para abortar sea, en la inmensa mayoría de los casos, la salud psíquica de la madre, ni que el 98% de los abortos se haya realizado en clínicas abortistas privadas. La concatenación de ambos datos no parece casual y sugiere lo relativamente fácil que es utilizar uno de los supuestos de la ley como coladero.

En todo caso, se miren por donde se miren estos datos, es innegable que se registra un grave retroceso en la sociedad española, incapaz de poner freno y reducir una práctica que desprecia la vida humana incipiente. Además de revelar un deterioro en la salud moral de la colectividad, el aborto es un hecho traumático e indeseable, de negativas secuelas para la mujer que lo sufre.