“Vivir dignamente el momento de la muerte"

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

No se cual es el objetivo aunque parece claro, pues se anuncia volver a pasar por TV la película “Mar adentro”, seguir manteniendo el debate de la eutanasia. Sobre el tema pienso que el verdadero debate está en que si las personas aprendemos a sustituir el miedo por la seguridad, el abandono por la compañía, el dolor por el alivio, la mentira por la esperanza, el encarnizamiento terapéutico por el control de síntomas, conseguiremos ayudar al enfermo a resolver sus problemas con Dios, consigo mismo y con los demás. De ésta manera "es prácticamente seguro que olvidará la eutanasia". Por consiguiente procurar la muerte de un enfermo terminal, por respeto a su libertad es, en la mayoría de los casos, responder con muerte a un grito de petición de auxilio para seguir viviendo.

"El verdadero fracaso es tener que admitir la eutanasia como solución alternativa al alivio de los síntomas y a la comunicación” dice Monseñor Juan del Río, el cual afirma también: “ya que el fracaso se produce cuando nos planteamos quitar la vida a un enfermo porque no sabemos cómo mejorarle sus síntomas ni cómo modificar las circunstancias personales en las que está viviendo".

Teniendo en cuenta estas razones, pregunto. ¿No les parece que es una pena malgastar esfuerzos de responsables sanitarios o legislativos en buscar justificaciones a una práctica indigna, inhumana e inmoral como la eutanasia? Seguro que la mejor forma de ayudar a los enfermos terminales no es otra que encauzar y animar a los profesionales a desempeñar humanamente su misión: solidaridad con los que van a morir, comunicándose con ellos, aliviando sus síntomas y apoyándolos emocionalmente.

Y es que todos podemos decir que deseamos morir dignamente y también deseamos vivir dignamente, por lo que “teniendo en cuenta que la muerte forma parte de la vida, creemos que lo más correcto es vivir dignamente el momento de la muerte", dice también Juan del Río con quien estoy totalmente de acuerdo.