Laicidad positiva o sana laicidad

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

En su viaje a Francia, el Papa Benedicto XXI, se ha referido en más de una ocasión a la compatibilidad del la laicidad o laicidad positiva con la fe. Algunos han interpretado que con esto reprocha la actitud del episcopado español con respecto a la actuación política del Gobierno encabezado por Rodríguez Zapatero. Pienso que esta interpretación está lejos de la realidad, el Papa se refiere a la laicidad, que implica la participación de los laicos en la vida pública y que permite la práctica religiosa pública, con la que se muestra respetuosa y la apoya. El laicismo que nos están imponiendo y con el que no están de acuerdo los obispos es con el laicismo negativo o radical, cuya característica más sorprendente es su tendencia a sustituir la vieja teocracia por ideocracias. Estas son especies de religiones incompletas, sin Dios y sin vida después de la muerte, pero que quieren ocupar en las almas de los ciudadanos el lugar de una fe que entienden desaparecida o en trance de serlo.

Estas religiones que intentan, por ejemplo, de diseñar unas "Navidades laicas" o en sustituir las celebraciones cristianas (bautismo, primeras comuniones, matrimonios, etc.) por celebraciones civiles. El objetivo es desencadenar un proceso de nuevo "fundamentalismo" que arroja los valores morales o religiosos fuera del ámbito de lo público. Este es el laicismo que se nos está imponiendo, laicismo que, como se ve, dista mucho de la sana laicidad a la que se refiere Benedicto XXI y con la que está de acuerdo el Presidente francés.