Nos ha pasado desapercibido
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Haciendo honor a su estado y situación nos ha pasado desapercibido. Y es que el pasado 18 de mayo fue el día de los monjes y monjas comtemplativos. Se celebró la Jornada Pro Orántibus, coincidiendo con la festividad de la Santísima Trinidad, para recordarnos que formamos parte de la familia de Dios: somos hijos del Padre, hermanos del Hijo y ungidos por el Espíritu. Y en esa certeza, agradecer el testimonio de los contemplativos, que son evangelizadores de manera universal y eficaz.

Desde los monasterios, cada vez más atractivos y requeridos en nuestras sociedades del vértigo, se nos enseña a amar la Palabra de Dios. La vida oculta orante que hay en ellos es muy fecunda, porque la Iglesia que escucha la Palabra y la que la anuncia son dos aspectos de la misma Iglesia que se influyen mutuamente. El testimonio de tantos hombres y mujeres entregados a la contemplación y a la alabanza de Dios es un verdadero torrente de gracia para todos nosotros, en la medida en que nos recuerdan cual es nuestra vocación más auténtica y nos enseñan, con su ejemplo diario, cómo debemos vivirla. Vayan en estas líneas mi reconocimiento y agradecimiento a esta callada labor, también social, aunque no lo parezca.