La fe y la moral no se legislan, pero tampoco se atacan
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Los derechos humanos ya fueron ampliamente definidos en la Declaración Universal de 1948 y no son infinitos: no se puede conceder a un terrorista el "derecho" a matar para conseguir fines políticos, como ningún ladrón tiene "derecho" a robar, ni un canalla a maltratar a su mujer, ni un político a mentir... aunque esto último sea ya algo tan corriente como el "derecho" de los piquetes de huelga a boicotear a sus empresas con daño al conjunto de la sociedad... Digo esto a raíz de la frase del Sr. Rodríguez Zapatero de hace unos meses: "La fe y la moral no se legislan".

Cierto que todavía quedan otros derechos que el Gobierno ha descuidado, como el de dar soluciones reales al problema de la vivienda, al paro, a la violencia callejera, a la natalidad... Otro derecho que debiera cumplir en nombre de los ciudadanos, es el de exigir responsabilidades a sus propios ministros que no saben cumplir con sus obligaciones, algo que también está en el ADN de la democracia, lo mismo que el respeto a la oposición y a las instituciones cívicas que muestran públicamente sus discrepancias. En estos momentos, en Cataluña, estamos a punto de sufrir una gran privación de un derecho, el que tienen los padres a escoger la educación que consideren, según sus convicciones, más adecuada para sus hijos, anteproyecto de ley presentado por el partido del Sr. Zapatero. Pero, en fin, volviendo a lo esencial: estamos de acuerdo con que la fe y la moral no se legislan, pero tampoco se atacan, señor Zapatero.