Recordando que…
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

Como es natural, hay sensibilidades distintas en el seno de la Iglesia Católica en España, pero siempre sobre la base de unas señas de identidad comunes como se demuestra en los momentos difíciles. Así es notorio que los obispos españoles actúan de pleno acuerdo en cuestiones como la defensa a ultranza del derecho a la vida o de la familia cristiana, lo mismo que ocurre con el derecho de los prelados a opinar acerca de las cuestiones que conciernen a nuestra vida pública o sobre ciertas leyes impulsadas por el Gobierno que vulneran los principios nucleares de la doctrina católica. Conviene recordar que la Iglesia española goza de una presencia en la vida social que no es comparable con ninguna otra confesión, por mucho que ciertos sectores laicistas estén empeñados en una equiparación ficticia. Así lo reconoce el artículo 16.3 de la Constitución cuando establece que los poderes públicos mantendrán relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones. Hoy, hay sectores laicistas que, ante la inminente formación de nuevo Gobierno, están apelando a la implantación de un estado laico (laicista mejor) saltándose los derechos humanos y hasta la misma constitución.