Sentirse alegres y libres
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

En las reacciones que durante los últimos días ha provocado la nota de los obispos sobre las elecciones hay mucha mentira, manipulación e hipocresía, parece como si hubieran actuado al mandato de "a por ellos". En estos momentos en el que muchos creyentes pueden sentirse agobiados por la furia que se ha desatado desde el Gobierno es una buena ocasión para ir a lo esencial, para recuperar los motivos que llevan a defender el gusto de una vida respetada, el valor del amor entre un hombre y una mujer, la dignidad de una paz sin cesiones al terror, en el que los ciudadanos no nos sintamos engañados por que nos mienten. En este momento de fuerte contradicción, conviene releer una de las primeras frases de la primera encíclica de Benedicto XVI: no se es "cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva". Ese acontecimiento es la raíz de la alegría. La decisión de seguirlo es la que puede a un católico hacerle libre frente al poder.