Fruto del relativismo
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

No hace falta ser un lince para darse cuenta que en la situación actual "poderosas fuerzas se han desatado sobre la sociedad de nuestro tiempo y pretenden inundarlo todo". Pues notamos se dan hechos indiscutibles cómo "se trata ahora de echar a Dios de la vida pública, se debilita la estructura familiar de la sociedad, se rechaza la Ley Natural como fundamento y garantía de la dignidad de las personas. Cada vez nos resulta más difícil distinguir el bien del mal y somos incapaces de educar a las jóvenes generaciones".

Asimismo es preocupante la creciente agresividad y violencia, incluso en el seno del hogar, la creciente expansión de la droga y de otras conductas adictivas en amplios sectores de la sociedad, es agobiante el progresivo desprecio a la vida humana, de modo especial a la vida humana naciente, débil, enferma o poco relevante.

Y es que tengo la convicción en que nada hay más letal para una sociedad y para las personas que la componen que extender la falsa pretensión de que ni necesitamos a Dios, ni podemos conocer la verdad. Sin duda que esta situación es uno de los amargos frutos del relativismo imperante.