¿Construimos un hijo?
Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

A raíz del debate sobre el aborto en el país vecino he comprobado que se repiten los mismos argumentos de hace veinte años. Parece que no pasa el tiempo. Sí compruebas que la gente ha mejorado sus conocimientos sobre lo que es la biología, pero dada la sensación que no se enteran, esto me recuerda a cuando estudiabas matemáticas o física, te aprendías la fórmula sin saber que quería decir.

Cuando oigo a gente, incluso mujeres que han abortado, justificarlo con los argumentos como que es un grupo de células, no se mueve y otras pruebas me doy cuenta que, a pesar de saberse la lección de biología del colegio, no entendieron su significado.

"El ser humano no se construye desde fuera, se desarrolla desde dentro". Este es el resumen de una realidad que no se quiere o puede entender. La propia palabra, desarrollo, implica la evolución de algo que ya existe y que comienza de forma autónoma y con un plan desde la concepción (fecundación). A un ser humano no le añadimos las extremidades para que parezca humano, ni el cerebro para que se mueva, ni para él es importante que le den de alta en el Registro. A pesar de su etapa de desarrollo, su esencia está presente en todo el proceso y no surge cuando, de forma arbitraria, consideremos.

Mientras no entendamos esto, seguiremos viendo a un ser humano en desarrollo como un coche e, incluso, no sentiremos nada al interrumpir su "construcción"; hay mujeres y hombres a los que, realmente, les pasa esto.

Siempre he dicho que "las matemáticas hay que entenderlas, no aprenderlas", aunque nos cueste.