Más respeto en las aulas

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

La creciente indisciplina que se observa en buena parte de los colegios españoles invita a tomar medidas contundentes para que el desdén y la falta de respeto que demuestran muchos alumnos hacia sus educadores y hacia el aprendizaje no evolucione a peor. Lo anormal no debe tender a concebirse como normal en virtud de una errónea interpretación de los derechos y libertades del alumnado. Por muy extendidas que ya estén costumbres como que un escolar utilice reiteradamente un teléfono móvil en plena clase o que, en una evidente muestra de falta de consideración, atienda más a la música de su mp3 que a las explicaciones de su profesor, lo cierto es que se ha llegado a un punto en el que conviene poner coto al exceso de permisividad que el sistema educativo demuestra con los alumnos. Por eso, ha de ser acogida favorablemente la iniciativa de alguna Comunida Autónoma de impulsar un decreto que refuerce la autoridad de los profesores, la disciplina en las aulas y la motivación de los alumnos para una mejor convivencia. En ocasiones, hay conductas lamentables imposibles de corregir si no es mediante un rígido régimen sancionador, en este caso novedoso. Aunque sus efectos están por ver, es razonable una regulación que conciencie al alumno de que entorpecer el trabajo de profesores y compañeros no quedará impune.