Con estos medios no se consiguen los retos

Autora: Jesús Domingo Martínez

 

 

Como educador, pienso que a un país avanzado, pocos asuntos deberían importar más que las enseñanzas primarias y medias, una etapa decisiva para el futuro de sus hijos. Es por eso que debemos considera la gran incidencia social de las reformas educativas y de la necesidad de una política bien orientada desde el Ministerio de Educación y Ciencia y las consejerías correspondientes de las comunidades autónomas. Y es que la situación, sin embargo, no invita al optimismo. Desde hace algunos años de la educación se hace bandera política en detrimento de la calidad, es por eso que es imprescindible un pacto de Estado que ya hemos pedido en otras ocasiones pero que desgraciadamente es deseo que nunca se cumple. Leyes partidistas se sustituyen unas a otras a una velocidad que hace imposible su asimilación por la comunidad educativa.

Estrenamos ahora una nueva ley, porque el Gobierno socialista se dio mucha prisa en derogar las mejoras razonables introducidas por el PP y en diseñar un modelo propio que no convence a casi nadie, no convence a la mayor parte 
de los padres ni a los profesores. Es un hecho constatable que sectores muy representativos, en particular los padres de alumnos, pero también las patronales y algunos sindicatos, los no ligados a los partidos en el gobierno, que cuestionan diversos aspectos de la reforma, con especial incidencia en la llamada Educación para la Ciudadanía, una fórmula para 
transmitir criterios supuestamente “progresistas” en temas morales o familiares a unos jóvenes cuya edad les impide enfocarlos con la madurez imprescindible. Sin duda un caso de fácil manipulación.