Europa, 50 años

Autor: Jesús Domingo Martínez

 

 

"Como un huracán que agita las ramas del pensamiento, Benedicto XVI ha intervenido en las ceremonias del quincuagésimo aniversario de la firma del Tratado de Roma, a pesar de que su «participación» no estaba prevista. Y lo ha hecho en un sentido muy diferente del que reinaba en las festivas ceremonias de Berlín, más concentradas en la autocomplacencia que en la crítica intelectual de los caminos que ha recorrido la sociedad europea en estos cincuenta años. El Papa no ha criticado la idea de la construcción europea; muy al contrario, se ha referido a la Unión como un mecanismo esencial para restablecer la injusticia de las divisiones artificiales. Lo que sí ha señalado claramente es la dirección que esas sociedades opulentas y satisfechas están tomando y que considera que podría llegar a borrar a Europa de la historia. No físicamente, sino como elemento motor de la civilización. Llegar a desaparecer, en definitiva, como lo hicieron antes otros focos de irradiación intelectual y humanística que se disolvieron en el polvo de sus errores.

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