Marcos 1, 14-20:
Comienzo de la predicación de Jesús

Autor: Padre Javier Soteras

Con permiso de Radio María, Argentina

 

 

Marcos 1, 14-20:


“Después de que Juan Bautista fue encarcelado, Jesús fue a Galilea predicando la buena noticia de Dios y diciendo, el tiempo se ha cumplido, se ha acercado el reino de Dios conviértanse, crean en la buena noticia. Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que estaban echando las redes, porque eran pescadores, Jesús les dijo:” Síganme, y los haré pescadores de hombres”. Ellos dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron, pasando un poco mas adelante, vio a Santiago el hijo de Zebedeo y a Juan su hermano, estos estaban remendando las redes de la barca, Jesús los llamó enseguida y dejando la barca de su padre Zebedeo junto con los jornaleros lo siguieron”.

Reflexión:


Esta parte del evangelio, pertenece al relato del comienzo de la actividad de Jesús, poco después de su bautismo. San Marcos señala que Juan Bautista fue encarcelado antes de que Jesús iniciara su predicación, con esto, el evangelista establece un claro corte entre el antiguo y el nuevo testamento, estaría diciendo Marcos con esto lo siguiente, con Juan Bautista termina la época de la espera, y cuando éste es llevado a la carcel Jesús, inaugura los tiempos del cumplimiento, de echo así lo indica y pone en esto el acento Marcos, dejando que en boca de Jesús aparezca la expresión, el tiempo se ha cumplido. Son las primeras palabras de la predicación de Jesús en el evangelio de Marcos, anuncian el cairós El cairós es el tiempo de Dios, no es la cronología del paso de los minutos y de las horas, es Dios que interviene en el tiempo, y ésta es realmente la buena noticia. Jesús es el que ha llegado en el momento justo, Como compartíamos días pasados no, hace dos semanas mas o menos, el Señor aunque parezca que se demora nunca llega tarde. Es en el momento justo, la hora fijada, en que los hechos ocurren como tienen que ocurrir, si de verdad creemos que El es el Señor del tiempo. Al decir que se han cumplido, indica que ese momento se ha fijado de antemano, y que el número de los años y de los días que deben transcurrir, ante de su llegada, se han completado. Esto es lo que permite afirmar a Jesús, que el reino está cerca, porque el tiempo se ha cumplido. Ese momento es el de la llegada del reino, el del cumplimiento del tiempo de Dios, se trata de lo que todos los santos y justos del antiguo testamento, han estado esperando, animados por la predicación de los profetas y las enseñanzas de los sabios, el pueblo de Israel es conciente de que el único rey es Dios, El es el único que puede asegurar a los hombres un estado de cosas en los cuales puedan ser verdaderamente felices, y vivir tranquilos. Los reyes de éste mundo y en particular los de Israel, no llegaron a realizar el ideal de rey perfecto, traicionaron a Dios, defraudaron al pueblo, ya no le dieron paz y tranquilidad, y a partir de entonces, el pueblo espera la manifestación de Dios, espera que Dios se haga presente, en medio de ellos

con su poder de gobierno. El reinado de Dios significa que en toda la tierra se cumpla, se lleve adelante la voluntad de Dios. Y por eso cuando Jesús dice el tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca, a lo que está invitando es al discernimiento; discernir es justamente identificar, discernir es, ponerle nombre a lo que acontece delante nuestro, y seguir las pautas que aquello que vemos nos indica como positivo para el camino nuestro como modo de realización a través del cual Dios nos invita a madurar y a crecer, por iniciativa de Dios, caminamos en este sentido en la fe siguiendo lo que en el sentir interior Dios nos revela como aquellos pasos que quiere que demos detrás suyo. Es lo que hace Jesús con los discípulos cuando les dice, después de anunciarles el reino, vengan y síganme porque vamos a construirlo, vamos a mostrarlo primero, vamos a construirlo después. Qué tienen los discípulos entre las manos ante la llamada de Jesús. La atracción interior que ha generado el paso del maestro de Galilea, y con tanta fuerza, que ha hecho que dejen el amor suyo por el mar, por la pesca; aquel que después en algún momento Pedro, cuando vea frustrado su proyecto detrás de Jesús ante …………vuelvo a lo mismo, yo me voy a pescar; en el evangelio de San Juan aparece esto claramente relatado. Así también puede habernos pasado a nosotros, si hemos ya iniciado un camino de seguimiento de Jesús y hemos experimentado en algún momento la cruz , el dolor, el fracaso, la muerte, en la crisis, haber dicho también nosotros yo vuelvo a la mía; abandonamos el camino de la fe, el Señor hoy nos lo vuelve a proponer, y nos invita a reconvertirnos, es decir, a volver a intentar detrás de El buscar los valores que en el reino se propone como lugares desde donde poder construir y hacer del mundo en el que vivimos, un mundo bajo un nuevo orden, en el gobierno de Dios, es decir, en el cumplimiento de la voluntad de Dios; esto es el discernimiento, el discernimiento para cumplir la voluntad de Dios, para ser el querer de Dios, entendiendo el querer de Dios como aquello que nos lleva a la plenitud y a la total realización.

Al anuncio de la nueva noticia por la proximidad del Reino, por la presencia cercana del tiempo en el cual se manifiesta Jesús, se añade una exhortación, conviértanse, metanoia significa cambio de raíz, no una superficial barnizada de la historia personal, como quien le pega una limpieza de cara a la propia historia como cuando por ahí refaccionamos no a fondo algunos artefactos, sino que le damos una limpiada de cara, decimos, sino transformando desde dentro la propia historia, convertirse es eso, ir al fondo y desde adentro producir el cambio. Cuando los cambios son muy rápidos en la vida de las personas, los procesos son alterados y los cambios no son reales; cuando una persona muestra rápidamente su voluntad de cambio, en un compromiso de que debe hacer las cosas distintas, y rápidamente muestra demasiados testimonios de que ha cambiado, es para dudar, porque los cambios hondos y profundos suponen procesos lentos y que se hacen lentos no porque no se quiera ir más rápido, sino porque la complejidad de lo humano supone en toda y en cada una de los aspectos en los que se expresa, justamente ir poco a poco y paso a paso. El reino que Jesús propone es el que indica que hay que cambiar, es decir desde donde cambiar, sí, cambiar desde la experiencia del límite, desde el reconocimiento de la propia falta; cuando nos encontramos con nuestro carácter un tanto podrido como decimos por allí, o con nuestras expresiones un tanto desafortunadas, o que no terminamos de enganchar con los demás bien o cuando percibimos claramente que para conmigo mismo no hay un buen trato, no hay una buena disposición saludable en la relación más íntima, la personal, la interior y la exterior de lo que hace al cuidado de mi persona, debo cambiar, pero aquí la propuesta de cambio no surge tanto de la constatación real, fáctica de lo que en mi mismo habla la necesidad de cambio, sino, la necesidad de cambiar surge a partir de la propuesta nueva, es Jesús el que marca el camino, y entonces el cambio en cierto modo se hace como más llevadero, mi yugo va a decir Jesús, la carga que supone este proceso de transformación de la vida de ustedes es suave y es liviano. A veces nosotros le ponemos una carga a la transformación de una exigencia que viene de algunos lugares y de algunos mandatos interiores, donde lo que determina el cambio, son modelos que hemos recibido como paradigmas de modelos de nuestra propia vida por la educación o que nosotros mismos hemos construido entorno los cuales pensamos debemos como parecernos “a” y a partir de allí, todo nuestro esfuerzo. Es absolutamente despersonalizado este modo de un testigo. Jesús para cada uno de nosotros tiene una propuesta distinta, es personalizada, no se hace por serie. Un cristiano, un transformado en Jesús eso es ser cristiano. Podríamos hacer por serie modelos de hombres o de mujer hoy, de hecho las pasarelas como lugar bastante banal nos muestran es posible que todos los que pasan por ese lugar de las muestras de las ropas o de las no ropas, tengan una figura igual semejante, o al menos bajo una determinada calibre de peso y de volumen determina que tiene que pasar, que puede pasar por allí. En la pasarela de la vida cristiana no hay un volumen ni un peso determinado que define el modo de ser de cada uno de los que se animan ir por ese camino que Jesús marca, sino que por el contrario es según y conforme sea la posibilidad que la persona tenga de ir haciendo camino, de hecho cuando lo que marca el rumbo del camino, es la ley, es la norma, es la pauta, es la conducta que corresponde a, se despersonaliza y también corremos el riesgo de generar cristianos en serie, con algunos estereotipos que muestran poca libertad en la decisión voluntaria de seguir a Jesús. Intentemos hacer la experiencia, de preguntarle al Señor en esta mañana que debería convertir según El mi vida, en mi vida, que debería cambiar desde dentro de la raíz de mi vida en el camino que voy recorriendo.

Decíamos que, el Señor que propone el cambio es el que anuncia el reino en un tiempo preciso y esto lo hace por un llamado que es urgente; ese es como dicho en muy poquitas palabras la síntesis de la catequesis de hoy.

El llamado es personal, es atractivo, es irresistible. Pasaba por allí, dice Jesús, por el Mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón y a Andrés, que echaban las redes y les dijo síganme y los haré pescadores de hombres. Ellos dejaron inmediatamente las redes, un poco mas adelante se encontró con Santiago el hijo de Zebedeo y Juan, su hermano, estos estaban arreglando las redes, remendándolas en la barca, Jesús los llamó enseguida y dejando la barca también inmediatamente lo siguieron. Es como una fuerza grande de la presencia de Jesús en el proceso de transformación de la vida y esto es un llamado que Dios hace y resulta irresistible. Por eso no es cualquier cambio del que estamos hablando, cuando hablamos de conversión, no es que ahora que tenemos un poco mas de tiempo en las vacaciones para pensar y meditar sobre nuestra vida, asumimos algunos propósitos piadosos o moralmente de mayor altura y a partir de allí decidimos poner en orden la cosa según un modelo que nos hemos planteado y algo que debe cambiar porque así la cosa no puede seguir, no es ni un lugar de culpa ni un lugar de exigencia, no es un lugar de ley de deber ser, es un lugar de atracción, personal, de amor que Dios propone, de un camino que seduce y que la seducción nos hace dejarlo todo para ir detrás de la propuesta que el mismo Señor nos plantea. De eso se trata, y por eso claramente Marcos ubica el texto del llamado a la conversión junto al llamado discipular, porque el llamado proceso de conversión es un camino discipular y como todo camino supone etapas, etapas de comienzo, etapas de crecimiento, etapas de profundización, de perfección, etapas de plenitud, etapas de consolidación; como es todo proceso humano que se va haciendo por tiempo, por etapas. Entonces sería bueno como distinguir no?, según yo voy caminando en que etapa del camino me percibo, cómo voy yo, estoy comenzando el camino, estoy como recomenzando, estoy ahondando mi caminar en Jesús, con el vinculo que supone con El y por todo lo que va exigiendo la relación con El, en el trabajo sobre mi persona, estoy consolidando los procesos ya ahondados, ya profundizados, en que lugar me encuentro. Es bueno saberlo para que descubramos el camino como proceso y el proceso nos invite a alentarnos a seguir adelante.

Además de ser una llamada de Jesús, la invitación que nos hace a la conversión es urgente, es clarísimo en el texto que hemos compartido, se nota en los efectos que deja la invitación del Señor, rapìdamente dejarlo. La urgencia no es porque el Señor esté apurado, como estamos nosotros ansiosamente apurados, sino porque es el momento, no hay que dejarlo pasar, hoy es el día, mañana podríamos decir nosotros. Si decimos mañana, mañana diremos mañana, decía Teresa de Jesús.

También en estos días ponía yo como ejemplo aquel gracioso cuento de Quino donde la presenta a Mafalda con su pieza hecha un desastre, la madre que llega y le dice que ponga las cosas en orden y Mafalda que comienza poniendo un cartel “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy” y en el cuadro siguiente Mafalda dice “mañana empiezo”. Eso nos pasa a veces a nosotros no?, postergamos y postergamos y ya y después y esperar, creo que cuando tenga dadas las condiciones para, no es el momento, son todas expresiones que hablan de un corazón que se demora, en el fondo resiste al proceso de transformación, porque? Porque la verdad sea dicha de que mas vale malo conocido que bueno por conocer, suele ser expresión popular que se nos instala en el corazón resistente a la invitación a dar pasos de novedad en nuestra vida y la verdad sea dicha que en el Evangelio lo mejor es lo bueno por conocer que lo ya conocido, no que lo malo conocido sino que lo ya conocido que puede ser muy bueno. En esta clave plantea Ignacio de Loyola “el mas” en el seguimiento de Jesús de más tras más porque hay mas en el seguimiento del Señor que enriquece aún más nuestra vida. Cuando un cristiano se estanca, se pudre, yo digo que es como el agua, que cuando corre, es cristalina, transparente, fresca, llena de vida, es capaz de generar energía y alimentar a una ciudad y a un pueblo cuando corre con fuerza y se aprovecha desde una usina todo su potencial, cuando el agua se estanca se pudre, se llena de bichos, echa mal olor y tiene un calor que no es saludable. El cristiano que no va de más tras más es como el agua estancada y el que va de más tras más, es capaz de generar todo lo que decíamos hablando del río, del arroyo, del agua que corre y que fluye. EL camino está llamado a ser eso, tu camino de seguimiento de Jesús es urgente, es hoy que hay que dar una respuesta y es más lo que Dios te pide y el más desde donde Dios pide no es de la exigencia del que inca para que respondamos más haya de las ganas que tengamos de responder sino que es una fuerza atractiva de amor que seduce y nos hace ir más allá de lo que podríamos con nuestras propias fuerzas de las que tenemos conciencia, sin que nos canse ni nos agote, sin que nos desgaste. El más que Dios propone renueva y lejos de agotarnos nos potencializa, nos capacita para más todavía, es la capacidad de amor en la que Dios nos hace crecer y madurar.