¡Viene el Señor!: Arreglemos nuestros caminos

Autor: Padre Javier Leoz

 

“UNA VOZ GRITA EN EL DESIERTO: PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR” (Lc 3ss)

Preparar el camino al Señor no es nada nuevo pero cuesta lo suyo. Juan Bautista fue uno de esos hombres que se fue preocupando de ir echando buen asfalto para que el Señor entrase mejor en los corazones de sus contemporáneos.

Una de las estampas que guardo, de cuando era pequeño, es la de un grupo de hombres llamados los “camineros” que se encargaban de parchear las carreteras de mi provincia o, incluso, de realizarlas totalmente nuevas. Pero sobre todo recuerdo ( cuando tenía lugar en mi tierra un gran acontecimiento o la llegada de una gran personalidad) cómo se dedicaban afanosamente aquellos “camineros” (incluso por la noche) para que los arcenes y los puentes, la señalización o las cunetas estuvieran en su punto para el recibimiento de tan ilustre personaje o la celebración de una efemérides.

Hoy Juan Bautista es ese “caminero” que nos invita a valorar como insignificantes tantas cosas que obstaculizan la llegada de Jesús. A rellenar esos valles, que son nuestras vidas, con la oración y la expectación que produce la próxima Navidad. En definitiva se nos invita, no tanto en la restauración de puentes entre orillas cuanto a ser puentes entre nosotros y Dios. No tanto al parcheado de caminos cuanto al nivelado y la consolidación de los corazones que es donde sentimos que Dios nace.

Para que el Nacimiento de Cristo sea una pronta realidad y venga sin problemas es necesario invertir tiempo, sudor y entusiasmo en el arreglo de nosotros mismos. No puede nacer si nos ve confundidos en mil direcciones o perdidos en mil revueltas, recodos y precipicios

Todo esto lo analiza Juan Bautista y, como buen “caminero” de Dios, nos ayuda a una puesta al día en este tiempo de Adviento de las calzadas que son nuestras propias vidas.

Aquel marchó a un desierto como media terapeútica y reflexiva. Nosotros…no necesitamos ir tan lejos:

-Una iglesia que nos viene de camino

-Una Biblia abierta por la noche

-La misa diaria en este tiempo de adviento

-Una ofrenda oportunamente y racionalmente entregada

-Un paseo con una oración de fondo…pueden ser, perfectamente, cinco pequeños desiertos que nos ayuden en el embellecimiento interno para la llegada de Jesús en Navidad.


Lo demás (luces y dulces, licores y estrellas) será un pulido de superficie pero sin mayor consistencia ni trascendencia.

Hoy, Juan Bautista, nos interpela; ¿en qué tenemos que cambiar para que la llegada del Señor sea una feliz realidad? ¿Qué es lo que necesitamos para ese cambio?. Porque, al fin y al cabo, nos puede ocurrir como aquel constructor que empeñado en dignificar la fachada de su casa pretendía llevarlo a cabo sin medio alguno y con sus manos. Al final un buen consejero le apostilló: “con paleta y barro lo harás mucho mejor”. 

Preparar el camino al Señor implica saber dónde fallamos y buscar los medios necesarios para acondicionarlo. El adviento es uno de ellos.