San José: la fe como respuesta

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

 

18 de diciembre

“José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María tu mujer” (Mt 1,18 ss)


Todo a punto y a una semana de la Navidad. ¿Qué hemos metido en el equipaje de este tiempo que le precede?

-Vigilancia o despiste generalizado?

-Buenos caminos o senderos equivocados?

-Disponibilidad o cerrazón?

-Interioridad o una ventana abierta al consumo sin medida?


El otro día cuando me dirigía a celebrar una misa en mi parroquia me fijé como debajo del interior de una gran marquesina esperaba un grupo numeroso de estudiantes al autobús que les trasladaría a sus obligaciones estudiantiles en la ciudad. Esa estampa me sugería que, precisamente, eso es EL ADVIENTO: es montarse puntualmente en el autobús de la esperanza y de la gracia. En los asientos de la credulidad y del asombro. Es, esperar como lo hacían estos estudiantes, con el equipaje preparado. Es tener el corazón a punto para que la NAVIDAD nos conquiste sin medida. Es abrir los ojos bien limpios y contemplar el Misterio. Es tener los pies bien dispuestos para marchar a Belén y adorarlo. Es abrir las manos y acariciar el regalo de la Navidad: EL AMOR DE DIOS.


Me gusta esta comparación. Dios atraviesa la vida del hombre (sacándolo de su letargo y de su monotonía) para trasladarlo hacia una aldea de Judá donde manará a chorros la alegría con la misma transparencia y color del cielo: EL AMOR DE DIOS HUMANADO.

Me seduce esta comparación. De igual modo que aquel autobús se detenía para que en él subieran los que querían otro destino diferente…Dios también se detuvo, mejor dicho, se detiene aún hoy día en el BELEN (que es cada persona) para que entendamos que es capaz de cualquier cosa; incluso de caminar a pie llano; de hacerse conductor en Cristo para hacernos vivir de una manera totalmente diferente.


¡Gracias Señor por cruzar por nuestras vidas!

¡Gracias Señor por detenerte en la marquesina de nuestro corazón!

¡Por no exigirnos sino la FE para estar junto a Ti!

Y, al observar esa escena, me venían las líneas del evangelio de hoy: José esperando y nunca desesperando. Sus dudas dieron paso a una colaboración sin tregua y sin desmayo. Subiéndose en definitiva a los planes de Dios.







Enséñanos, José, 
cómo se es "no protagonista", 
cómo se avanza sin pisotear, 
cómo se colabora sin imponerse, 
cómo se ama sin reclamar.

cómo se obedece sin rechistar

cómo ser eslabón entre el presente y el futuro

cómo luchar frente a tanta desesperanza

cómo sentirse eternamente joven



Dinos, José, 
cómo se vive siendo "número dos", 
cómo se hacen cosas fenomenales 
desde un segundo puesto.

cómo se sirve sin mirar a quién

cómo se sueña sin más tarde dudar

cómo morir a nosotros mismos

cómo cerrar los ojos, al igual que tú,

en los brazos de la buena Madre.

Explícanos, José,
cómo se es grande sin exhibirse, 
cómo se lucha sin aplauso, 
cómo se avanza sin publicidad, 
cómo se persevera y se muere uno 
sin esperanza de un póstumo homenaje

cómo se alcanza la gloria desde el silencio

cómo se es fiel sin enfadarse con el cielo.