Plegarias al Corazón de Jesús

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

 

(1)
Vuelve tus ojos de amigo y de hermano
e infunde e nosotros sentimientos de paz,
de fraternidad, de fortaleza y de justicia 
todo ello, Señor, son y las necesitamos como semillas divinas

Camina por la senda donde, los que te seguimos, caemos
donde los pies vacilantes se cansan y se resisten a seguir avanzando
donde el rostro se arruga por los sinsabores y los tropiezos de la vida

Piensa por aquellos a los que solamente nos preocupa lo inmediato
por aquellos que sólo miramos lo humano en detrimento de lo divino
por aquellos que nos perdemos por alejarnos de tu semblante afable y regio

Bendice, Corazón de Jesús,
a los que te buscan y se dan de bruces con el muro del escepticismo
a los que dudan y se quedan encarcelados 
en sus propias incertidumbres
a los que lloran y se ahogan en el mar de propias lágrimas
a los que sufren y caen bajo el peso del madero de sus propias cruces

Haz, Tú que eres hermano mayor de la gran familia de los cristianos,
que nuestro corazón sea semejante al tuyo:
-con los mismos sentimientos y con igual movimiento
-hambriento de amor y lejos del odio
-sediento de la verdad y matando la mentira
-luchando por la justicia y venciendo las diferencias
-sintiendo a Dios y alejado de la tibieza
-soñando con el cielo pero sin olvidar los dramas de la tierra

Que no olvidemos tus santas y siembre buenas promesas:
-Tu pondrás paz en nuestras familias
-Consuelo en las penas de cada jornada
-Ayuda oportuna en nuestro existir y serenidad en el atardecer
-Bendición de nuestros proyectos y perdón por nuestras incoherencias
-Revelación a los más fríos para con la Fe y fortaleza para los débiles
-Y acierto y soplo en la vida de nuestros sacerdotes

Que tu imagen, Sagrado Corazón de Jesús,
tenga y encuentre siempre
un altar en cada uno cada uno de nuestros corazones:
como ofrenda nuestra oración
como pregón nuestra vida
y , como testamento, la seguridad de sabernos escritos
y cincelados por tu mano
en el gran libro de tu gran Corazón.
Amén


(2)

¡NO PERMITAS SEÑOR!

Porque es tarde, Corazón de Jesús,
y en este ocaso de tu fiesta
para mí ha anochecido
no permitas que nunca más se nuble el día
ni se haga para, los que te queremos, áspero el camino

¡NO DEJES SEÑOR QUE SE APAGUE LA LUZ!
Como tantas veces se han eclipsado
las sendas, los atajos y los caminos
que preferí escoger lejos de Ti y de tu Palabra

¡QUE VEA LA LUZ SEÑOR!
Como tantas veces al saludo del alba en campanas
o en el repliegue del sol
toda esta vega y montes
eran testigos de tu impulso creador

¡NO DEJES SEÑOR!
Porque, es tarde, porque tememos perderte
las huellas que otros, antes que nosotros, nos dejaron y siguieron
No nos dejes solos, Señor;
quédate como peregrino por estas calles
que saben de la grandeza y de la pobreza
de los hijos de Dios y de sus miserias
No nos dejes solos, Señor,
acompaña la vida y las ilusiones
de esta ciudad que en Tí
siempre ha encontrado calor, respuesta y seguridad.

¡NO NOS DEJES SEÑOR!
Sigue siendo esa brújula que orienta a la ciudad que duerme:
a los hombres que estando despiertos se pierden y no se encuentran
a los que esperan y se desesperan
a los que creen pero quedan atenazados por mil dudas

¡QUEDATE CON NOSOTROS SEÑOR!
Y perdona cuando en el horizonte de mi vida no dejé brillar tu rostro
cuando al inicio de cada jornada olvidé regalarte un pensamiento
porque en la enfermedad no encendí el cirio de la esperanza
cuando en la vida de cada día
me deje arrastrar por el duro y frío vacío de las cosas

¡ACOMPAÑANOS SEÑOR!
Y que te veamos en los acontecimientos de cada jornada
en el hondo de estas tierras
y en lo más alto de las cumbres de nuestros montes.
Y que te veamos que, cuando sales desde el altar, hasta nuestras calles
compartes y sientes nuestra condición de peregrinos.

Quédate y cuando nos toque mudar de este mundo e ir contigo
que nos presentemos ante Dios con el traje de la FE:
CON EL CORAZON LLENO DE FIESTA
(3)

¡HAZ CORAZON DE JESUS!

Un año más mirarte, Señor,
es escuchar y sentir el latido de tu corazón.
En esta tarde, cuando saltas de tu altar al puro asfalto,
seguimos creyendo que, contigo, todavía es posible
la esperanza en el mundo
la presencia de Dios en medio de infinitos ruidos.
El ayer, Señor, ya no tiene remedio
el hoy, Señor, tu nos llamas a construirlo
pero el futuro, teniéndote como garantía, 
es siembra de nueva vida y también de certezas.

Que no pese, Señor, el paso del tiempo en nuestra vida
que no puedan nunca los fracasos más que nuestro esfuerzo
que no tiemblen nuestras manos
que no se acobarde nuestro espíritu ante las dificultades
que no caigamos aún teniendo piedras delante de nosotros.

Que pueda más nuestra espera que las pruebas
tu misericordia más que nuestras faltas
tu abrazo más que nuestra distancia
tu Evangelio más que nuestras palabras

Tú, Corazón de Cristo, que nos haces hermanos
a todos los que honramos y bendecimos tu nombre:
-dános la riqueza de tu corazón
-otórganos fuerza para seguir creyendo
-inúndanos de los secretos más profundos de tu corazón
-ilumínanos con el reflejo de tu rostro

Haznos sentir en este día de tu fiesta
en el misterio de esta tarde (noche)
el paso del ayer al mañana
el abandono de nuestra vieja condición
el alejamiento de lo que nos impide ser felices
el abrazo de tu amor

Hoy, ante Ti, hoy y siempre decimos:
UN SOLO SEÑOR
UNA SOLA FE
UN SOLO BAUTISMO
UN SOLO DIOS Y PADRE
Amén.

¡AYER HOY Y SIEMPRE!

Abre, de par en par, las puertas de tu corazón ciudad de.......
y que pase por el umbral de tus murallas milenarias
que esconden y guardan gestas heroicas
aquel que ayer y hoy sigue siendo rey de reyes en tu vida: CRISTO
Abrelas y nunca las cierres:
para que la encrucijada de tus calles
esté siempre repleta y traspasada
por la frescura y seguridad de sus leyes
para que El, el que enseña el estandarte de su corazón,
te haga eternamente nueva
te haga grande por tu Fe
te transforme en tierra fecunda por haberte puesto
un año más...en sus divinas manos.

Abre, de par en par, las puertas de tu corazón ........(ciudad)
y desde la azotea de tu ser
desde la altura de tus palacios
sigue gritando a los cuatro vientos
que tu amor por Jesús sigue tan vivo como ayer.
Que seguirás pregonando sus proezas y su fuerza
tu tradición y tu historia
que seguirás siendo testigo inquieto y firme
de aquel que en Junio mete en su corazón a toda nuestra ciudad

Abre, de par en par, las puertas de tus entrañas (ciudad)
y que Dios te renueve con la fuerza del corazón de Cristo
que EL te haga latir con sus latidos
y amar con sus impulsos
y perdonar con su voluntad
y entregarse con generosidad sin tregua.

Que aquí, en este lugar levantado por nuestros antepasados,
reavivemos la llama de nuestra fe
que sea grande nuestro amor a Dios
que hagamos promesa de fidelidad y de constancia
de tenacidad y de esperanza.

Abre, de par en par, las puertas de tu corazón y de tu alma
para que el Señor, que hoy se ha dignado,
caminar a una con nosotros
entre y reine en lo más hondo de nuestra existencia.
Amén