Navidad entre pañales

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

No hace muchos días en mi parroquia tuvo lugar una celebración de varios bautizos. Mira que, en las reuniones previas, les había advertido a los padres que trajesen a los niños lo más sencillamente vestidos. Que entre tanta seda y faldón, puntilla y patucos…costaba dar con el niño para signarle o hacerle una carantoña, crismarle o..simplemente darle un beso. ¡Pues nada!..llegó el momento y me  las vi y me las desée para encontrar en medio de tanto vestido la criatura  protagonista.

Que..¿por qué digo esto?. Por lo que todos sabemos. Llega la navidad y con tanto abeto y guirnalda, castillos de Herodes y lagos, lavanderas y efectos de luz “día noche” etc., me pregunto; Santa María….¿dónde hemos dejado al niño? ¿seremos capaces de poderlo tocar y besar, adorar y rendirle homenaje arropado con  tanto celofán y perdido en millones de burbujas de champán? ¿seremos capaces de divisarlo en el pesebre con tanta estrella que destellan más kilowatios que el calor y la luz que nosotros podamos ofrecernos en estos días?  

Santa María…..¿Dónde hemos dejado al niño?

Porque yo quiero ver a Dios y no me interesa el cortejo que lo obstaculiza.

Porque yo quiero besar a mi Dios y no embriagarme con el licor que olvidó que era brindis por   El

Porque yo quiero adorar a mi Dios y no quiero arrodillarme ante el vacío y el hastío de unas horas interminables

Porque yo quiero vestirme del Misterio de la Navidad y no quiero abrigarme de falsas promesas ni de disfraces.

Porque yo quiero emocionarme ante el Misterio y no llorar por las simples calamidades que se convierten en falsas solidaridades que duran  cuatro telediarios y medio.

Porque yo quiero ver a Dios en lo pequeño y no el poderío de las grandes cadenas comerciales

Porque yo quiero escuchar a Dios que habla en el silencio y no quedarme sordo con tantos mensajes de un mundo con luces por fuera pero inseguro por dentro.

 

Quitemos tanto pañal y dejemos la cuna sencilla y discreta para que Dios nazca como a El le gusta.

Que Dios quiso nacer desnudo… para que viéramos el amor  caído del cielo.

Que Dios quiso nacer descalzo… para calzar el número de nuestra humanidad

Que Dios quiso nacer indefenso. ..para asumir todo lo nuestro en El

Que Dios quiso nacer en el silencio. ..para hacernos entender que es suave como la nieve y que hay que salir al balcón para contemplarle.

Que Dios quiso nacer entre cantos de ángeles…para que nunca más nos diera miedo la soledad.

Quitemos pañales porque Dios, por bajar hasta nosotros, vino al mundo como a veces no nos gusta ni verlo ni adorarlo: en silencio, desnudo, pobre y con los brazos abiertos.