Hoy es... Santa Teresita del Niño Jesús

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

 

La devoción a Santa Teresita del Niño Jesús se ha difundido de una manera impresionante a través de toda la Iglesia. Durante su corta vida, Teresita no sobresalió por encima de las otras monjas del convento de carmelitas en Lisieux. pero inmediatamente después de su muerte, muchos milagros y favores fueron concedidos a través de su intercesión. La santa cumplió la promesa de hacer caer una lluvia de rosas después de su muerte, es decir, una lluvia de beneficios hacia todos los que la invocan. 
En estos días, a su paso por cientos de localidades hispanas, Santa Teresita era agasajada con miles de pétalos de rosas sobre su relicario recordando la continua bendición de Dios a los hombres.

LLUVIA DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS
-Ha sido, y lo sigue siendo actualmente, el único libro de “Historia de un Alma” en el que se nos describen sus dones y sus virtudes.
-Fueron frases tan sencillas como llenas de amor a Dios; “Soy un alma pequeña, que sólo puede ofrecer cosas pequeñas a nuestro Señor”
-Fue su búsqueda incesante y radical: “quiero buscar un camino nuevo hacia el cielo, muy corto, muy recto, un pequeño sendero...”
-Es pedir el don de la oración: “para mí rezar es levantar los ojos al cielo, es elevar el corazón”
LLUVIA DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESUS
-Es su intercesión para alcanzar a Dios cuando nos recuerda: “Estamos en la era de los inventos. Me gustaría encontrar un elevador para ascender hasta Jesús”.
-Es su humildad ante tanta arrogancia nuestra: “Soy demasiado pequeña para subir los empinados escalones de la perfección..”
-Es su confianza ciega en Dios: “Nunca he dado a Dios más que amor y El me pagará con amor”.
-Es contemplar y fraguar el amor de Dios en la tierra: “Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra”
-Es volver a ser de nuevo niños: “Mi camino es el camino de mi infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta”.
-Es servir en lo cotidiano. Es conservar la ingenuidad que –el día a día- nos hace perder. Es recuperar el sentido del humor cuando nos asolan tantas dificultades (en cierta ocasión cuando le amonestaron ella cerró los oídos creyendo así oir música celestial). Lluvia de rosas de Santa Teresita es, en definitiva, llevar la belleza de Dios a toda nuestra existencia.

Hoy, como ayer, Teresita del Niño Jesús – no nos quepa la menor duda- sigue dejando caer su lluvia de rosas, y todos los que prudentemente recogemos sus pétalos nos sentimos llamados a descubrir el amor inmenso que Dios nos tiene.