El otoño de la fe

Autor: Padre Javier Leoz

 

Constantemente lo escuchamos: vivimos en una sociedad secularizada. Dios se ha convertido en un punto de vista respecto a otros más ocurrentes, vistosos y menos complicados.

Parece como, si la hoja de la FE, hubiera caído pisoteada por lo inmediato. Creo que, el secularismo, es el mayor reto (así lo afirmó Juan Pablo II con motivo del Jubileo del año 2000) para el cristianismo en este nuevo milenio: ¿Cómo hacer presente el mensaje de Jesús, aquí y ahora y, también en las nuevas generaciones que llaman a nuestra puerta?

Con motivo del 25º aniversario del Pontificado de Juan Pablo II observaba un documental de lo que ha supuesto su última venida a España. Un locutor decía lo siguiente: “la gente aplaude al mensajero pero no sigue su mensaje”.

Me resisto a creer que eso sea así. Me niego a creer que puedan más las hojas que las raíces que les trae su esplendor. Me cuesta entender que seamos capaces de enarbolar la bandera del entusiasmo por aquel que predica y dejemos a un lado la novedad y el secreto que encierra su mensaje: JESÚS

Sueño con una nueva primavera para la FE. Donde no se hable tanto de los valores cristianos cuanto de la persona que los trae y los sustenta: Jesús de Nazaret. Donde el cristianismo no sea concebido como una especie de “ONG” y sí como un estilo de vida que nos empuja, nos hace vivir y nos prepara a un sentido de la trascendencia.

Pienso que este Otoño, aparente en el campo de la vida cristiana, es una llamada a despojarnos de todo derrotismo y de la maleza que nos impide ver el tronco y la raíz de nuestra historia.

Quisiera entender que este Otoño (en algunos continentes más duro que en otros) puede ser una buena oportunidad de poda y de purificación en la vida de tantos que nos decimos cristianos. Que puede ser un momento privilegiado para afirmar que no falla la semilla sino, quien sabe, la forma de dejarla caer en el surco…de presentarla….de venderla…de ofrecerla.

El otro día a orillas del río, de la parroquia donde ejerzo mi Ministerio Sacerdotal, me detuve junto a un árbol aparentemente seco. A sus pies había multitud de hojas; unas secas ..otras no tanto. Unas amarillas…otras rojas. Unas grandes…otras diminutas. Unas conservaban la nervatura….otras los escarabajos la habían disipado. Pensé para mis adentros: “este árbol…está muerto”. Al acercarme y, con una llave hacer una pequeña hendidura en su corteza, comprobé que la sabia era abundante y que, por dentro, estaba lleno de vida.

Algo así puede estar ocurriendo con nuestra iglesia y también con nuestra fe:

Las hojas son (somos) aquellos que caemos víctimas de la sequedad últimos vientos. 

Angostados y seducidos por el sol caballero don dinero. 

Congelados por la indiferencia que, cada día más, camina a nuestro lado.

Abatidos por tempestades que nos prometían el ciento por uno y se quedaron en edificios venidos abajo. 

Arrollados por mil propuestas y ciencias que nos hacían concluir en respuestas que, más tarde, dejaron al desnudo quimeras e ideales nunca realizados.

¿Otoño en la FE?

Tagore llegó a decir que “el Otoño es el tiempo de esperanza”. 

De sembrar…aunque parezca que nos perdemos en el vacío.

De dormir para, mañana, levantarnos con nuevos bríos

De reflexionar…..para volver de caminos errados

De podar………...para que, en la primavera, las ramas revivan en mil yemas nuevas.

¿Otoño para la FE?

Por supuesto que no…aunque algunos se empeñen en gritar que EL ARBOL DE LA VIDA hace tiempo que está muerto.

Es la hora de dar razón de nuestra esperanza. 

De “dejar de ser salero para ser sal”.

De “dejar de ser océano para ser gota de agua”. 

De “dejar de ser masa para ser levadura”.

De “dejar de ser pared y muro para ser piedra nueva”.

De “dejar de ser ejército para ser combativo”


Yo soy de aquellos que piensa que las dificultades son magníficas y hasta convenientes para fortalecer nuestra fe. Aún me sigue llamando la atención como los grandes ingenieros, después de la construcción de un puente, inmediatamente y a continuación ponen vehículos pesados sobre la nueva edificación para comprobar y probar su resistencia.

¿Otoño en la Fe?. 

Puede…..pero eso nos hará más fuertes.