Adviento: El diapasón de Dios

Autor: Padre Javier Leoz



Uno cuando lee este pasaje del Profeta Isaías tiene la sensación de enfrentarse a la eterna utopía: ¿de las guerras a la paz?; ¿de la carrera de armamentos al bienestar? ;¿es posible hablar de arados cuando aún está caliente la sangre de los últimos siete agentes españoles muertos en Irak? 

Ya que no podemos llegar tan lejos, entonces, comencemos por nosotros mismos:

-Transformemos los aspectos personales negativos en positivos

-Cambiemos las actitudes de violencia en semillas de paz

-Nos aventuremos a rebajar las dosis de nerviosismo y de malas caras

-Encendamos el motor del optimismo y desconectemos el del pesimismo

-Forjemos nuestro mal genio en un mejor temperamento, carácter, buenos modales, etc.

-Nos nos justifiquemos diciendo: “esto no hay quien lo arregle y, por lo tanto, yo voy a seguir igual”

No hace mucho tiempo ensayando en un coro , una componente del mismo, desafinaba tanto que prácticamente hundía a toda una cuerda. Me acerqué y le dije: “si afinas tú un poco más el coro cantará mejor”. Porque, al fin y al cabo, poco me importa (aunque sí me afecte) lo que ocurra lejos de mí. Pero, mi primera responsabilidad, es aquello que más cerca tengo y que, por lo tanto, su cambio a mejor..más puede depender de mí. 

Adviento: tiempo de afinar personalmente, para que cuando llegue el Señor, nos encuentre –por lo menos- a tono con su Palabra, vigilando y ensayando la gran partitura de nuestra vida cristiana.

Ante la Navidad no se trata de luchar tanto contra los grandes males y los demonios de los demás cuanto de romper con esas espadas y lanzas personales que convierten nuestro pequeño entorno donde vivimos en una constante guerrilla de guerrillas.

Sólo entonces podremos decir aquello del viejo centurión: “No soy quien para que entres bajo mi techo”.


¿Qué situaciones negativas que me rodean puedo cambiar con un poco de fe y de esfuerzo?

¿Qué actitudes personales debiera “afinar” con el diapasón de Dios para que fueran menos espadas?