Volver siempre que haga falta

Martes I semana de Cuaresma

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

 


¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano? (Génesis 37,3-4 ss)

“Deja la ofrenda, reconcíliate y vuelve....” (Mt 5,20-26) 

CBon este viernes nos instalamos de lleno en la Cuaresma. Y con esta jornada nos abrimos a la oportunidad que nos brinda DIOS de entrar o salir por la puerta de nuestra vida utilizando las mil y una llaves que nos ofrece la dinámica de su Reino. 

ASFALTOS DIVINOS

IR HACIA EL ALTAR
-Siempre resulta más fácil (en apariencia por lo menos) agradar a DIOS que contentar al prójimo.

-Implica menos esfuerzo estar codo a codo con DIOS que vivir en armonía con los hermanos.

-Resulta menos humillante arrodillarse ante DIOS que dar marcha atrás ante los ojos de los que nos rodean.

-No es tan punzante (ni sangrante) el asfalto de la casa del Señor, como aquel otro a pie de calle sembrado de odios y rencillas, enojos y malos entendidos, intolerancias e intereses, etc., sobre el que nos toca andar todos los días: el complicado suelo del prójimo. 

DEJAR LA OFRENDA EN EL ALTAR


-Es ser consciente de las resistencias a la santidad que nos delatan fuera de los muros de nuestra Fe.

-Es volver sobre los pasos andados descubriendo y borrando, en el sello que dejaron, aquellas espinas clavadas y los mil dardos lanzados con arrogancia o vehemencia.

-Es querer entrelazar el imposible de nuestro ideal cristiano con la praxis de la vida cotidiana.

-Es evitar disparar en altura el edificio de nuestra FE, dentro del templo, para luego reducirlo a cenizas en las insignificantes acciones de cada jornada.

-Es luchar por todos los medios (revisión de vida, oración, contemplación y caridad) para que nunca nos puedan decir: tus labios dicen una cosa pero tus obras te desdicen. 

RECONCILIARSE CON EL HERMANO 

-Supone un olvidarse de sí mismo para salir al encuentro del otro:”Errar es humano...perdonar divino” (William B.Pope)

-Exige mirar a Dios: sólo desde esta perspectiva vemos al “otro” como un hermano. Vivir de espaldas a DIOS es vivir enfrentado a los que tengo frente a frente. “Dios está en lo humano” (José Martí)

-La máxima de “donde las dan, las toman” es la pólvora de la reconciliación. 

-El heraldo de la reconciliación es el perdón. “Vencer y perdonar es vencer dos veces” (Calderón)


DEJAR LA OFRENDA EN EL ALTAR Y RECONCILIARSE 

-Exige no conformarse con la ley ética de mínimos: no hago mal a nadie

-Nos muestra una urgente interpelación: “¿Qué haces de más o de menos por los que te rodean?”

-Es escribir con coherencia una carta de presentación ante Dios: estoy en paz con mis hermanos..ahora por lo tanto, debes aceptar mi ofrenda.

-Es un volver a vivir. Quien suelta la espoleta de la distancia comprueba, muy pronto, que su vida cambia de color. La sonrisa amanece inmediatamente en el rostro. El corazón late con nueva fuerza. Los ojos hablan con especial brillo. El día se convierte en promesa de felicidad y, la noche, en una oportunidad para la reflexión y de gratitud a DIOS por las conquistas realizadas y las fricciones superadas. 

Tal vez me atrevo a pensar, que cuando el Señor nos tenga frente en su presencia, nos irá imponiendo, uno a uno cierta insignia por cada vez que fuimos capaces de relativizar problemas y de volver atrás en decisiones que, entre otras cosas, eran sinónimo de debilidad en nuestra fe , de desilusión y de sangría en nuestro camino. 

Cuaresma: es el tren, de vuelta atrás, que DIOS nos envía todos los años para reconducir nuestra vida hacia El y hacia los hermanos. Un tren desde el que, ayudados por Cristo, vamos lanzando (en un plazo de cuarenta días) aquel veneno que vamos tomando a pequeñas gotas y que, además, nos va empobreciendo: la falta de perdón.


DEJAR LA OFRENDA

DELANTE DE DIOS

ES CAER EN LA CUENTA

DE QUE ALGO

NO FUNCIONA

BIEN EN NUESTRA VIDA