Adviento: Fortaleza Interna

Autor: Padre Javier Leoz



“El que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (Mt 7 y ss)


Cuando alguien nos falta a su promesa o a la palabra dada crea en nuestro interior un mar de dudas. El adviento, por el contrario, nos invita –lejos de desconfiar- a instaurar un ambiente propicio para vivir en verdad y con alegría la llegada de Jesús.

En cierta ocasión un padre de familia envió a su hijo a llenar un cántaro de agua a la fuente de la plaza. Cuando el niño llegó no se dio cuenta que el cántaro estaba completamente lleno de basura. Cuando lo acercó hasta los caños de la fuente, y el agua tocó el fondo del recipiente, comenzó a salir con fuerza hacia el exterior todo aquello que para nada servía y que se había acumulado en su interior durante mucho tiempo. El hijo corrió a casa y contó lo ocurrido a su padre. Este le contestó: “así ocurre con la vida de muchas personas; cuando se encuentran con la verdad se dan cuenta de lo llenos que están de cosas que no merecen la pena”.

Jesús es aquel que nos pone en movimiento y llena de ilusión nuestro camino. El evangelio de hoy nos viene como anillo al dedo:

-Estamos un poco ciegos por cosas que deslumbran pero nos inquietan: Belén dará brillo especial a nuestro interior para darle consistencia

-Permanecemos inmóviles en lo que merece la pena: el pesebre será una buena vitamina para recuperar las ganas de caminar con coherencia por los caminos de la fe

-Hemos perdido el hambre de Dios: Nochebuena será un abrirnos el apetito de ser mejores personas, de rebajar muros y de abrir puertas.

-Preferimos estar mudos cuando se debaten causas que nos pueden acarrear dificultades: la Navidad será un arrollidarnos ante Dios que entra al mundo por el sótano de un pesebre

¿Caigo en la cuenta que, en el día a día, es donde estoy llamado a cumplir la voluntad de Dios?

¿Soy consciente que es preferible llegar a lo poco pero con cimiento y fundamento que dar la apariencia de mucho pero sin consistencia?