Adviento: Dios solidario

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

 

“Al ver a las gentes, se compadecía de ellas” (Mt 9 y ss)


¿Quién no conoce aquel refrán; “ojos que no ven… corazón que no siente”?

Recuerdo como en cierta ocasión y estando de visita en una familia de mi primer destino pastoral, después de una gran conversación, el padre me dijo: “oye..¡te conoces todos los nombres del pueblo”. 

Es importante recorrer los caminos y los rincones del mundo para conocer los dramas y las historias que hay detrás de cada hombre o mujer. O, por lo menos, para integrarse y no vivir al margen de ellos.

El Adviento es una llamada a preparar el descenso de Dios a la tierra como nunca nadie lo hubiera imaginado

-Recorre nuestra tierra y contempla surtidores de sangre a diestro y siniestro

-Entra en millones de familias y las encuentra entre luces y cruces

-Baja al abismo de los poderes y se sorprende de su oportunismo

-Sondea el corazón humano y le diagnóstica su infelicidad y ansiedad

A veces, ante éstas y cientos de situaciones más, hacemos un poco como la avestruz: metemos la cabeza debajo del plumaje de la vida pensando que así pasará el peligro. 

Dios, por el contrario, hace frente a todo lo que nos preocupa y nos enviará su fuerza en aparente inocencia de niño.

Adviento…es un ponernos en camino hacia Aquel que viene. Lejos de darnos “dolor de cabeza”…Jesús siempre será una buena inyección de salud para este mundo que corre el riesgo de ingresar en una permanente U.C.I.


¿Cuáles son las dolencias que me afectan en estos momentos?

¿Abro bien los ojos para juzgar y actuar en situaciones injustas?