¿Por qué no me case.?

Una ley eclesiástica

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez (Calixto)

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Actualmente todos los estamentos de la Iglesia están de acuerdo: El sacerdocio de la nueva ley es de institución divina. Es decir, nace de la voluntad expresa de Cristo. Sin embargo, el celibato no es de institución divina. Ha nacido de una costumbre, impulsada por la Iglesia a través de los siglos.

En consecuencia pudiera haber sacerdotes católicos casados. No seria algo contra el Evangelio. Sin embargo, la Iglesia como depositaria oficial del proyecto de Cristo, orienta a sus hijos ayudándolos a asemejar sus vidas al deseo del Señor. Cuando hoy la Iglesia quiere que, en las comunidades de rito latino, sus presbíteros y sus obispos sean hombres célibes, les está presentando un ideal cristiano desde el Evangelio. Una cosa es imponer una ley celibataria indiscriminadamente. Otra muy distinta es aceptar a un determinado servicio en la Iglesia a quienes reúnan peculiares condiciones.

Se cuenta del Papa Juan XXIII que, comentando un día los problemas de la Iglesia con Jean Guiton, le dijo: "Si yo pusiera mi firma sobre una cuartilla de papel, a la media hora todos los sacerdotes del mundo podrían contraer matrimonio. Pero me pregunto: ¿estaré interpretando así los planes del Señor? ¿Aquella Iglesia del futuro será mejor que la presente?".