Raíces del fenómeno

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez (Calixto)

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En un país como el nuestro, donde la corrupción y la injusticia dominan muchos ámbitos, no han de extrañarnos quienes, golpeados por una experiencia negativa de hogar, sin una fe debidamente cimentada, desubicados socialmente, proyecten su sentido de trascendencia por caminos absurdos. 

El satanismo se explicaría, al igual que la droga, el licor, el sexo desordenado, la violencia, como un camino errado hacia una felicidad ilusoria, hasta convertir tal adicción demoníaca en una religión del absurdo. Se pretende una entrega a poderes negativos e invisibles que nos transporten a un mundo ideal. Allí se quita de la conciencia todo sentido de sanción. Se trataría de una venganza liberadora contra un ser superior, a quien se conoce únicamente como castigador. 

Andrea Porcarelli, director de la revista italiana “Religiones y sectas en el mundo”, señala como elemento central del satanismo una rebelión radical contra lo divino en general y contra el Dios de la Biblia en particular. El satanismo entonces se convierte en una anti-religión.